Conceptos que estimo
relevantes en los diferentes contenidos.
Como
lector, pero sobre todo como bahiense y argentino, podés compartir, disentir,
criticar y aportar en los temas que te interesan. Haceme llegar tus comentarios
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La Zona Franca Bahía Blanca–Coronel Rosales, y su
concesionario Zona Franca Buenos Aires Sur S.A., ha evaluado específicamente
las posibilidades y los elementos de atracción para promover emprendimientos.
Lo que se nos proponemos en esta columna es mostrar las
ventajas de realizar este tipo de iniciativas relacionadas con la producción de
energías alternativas, en un ámbito de zona franca.
La promoción debería ser para que los
productores de esa región obtengan un mayor precio por sus esfuerzos (que
bastante castigados están) y no para que se lo quede quien intermedia con esa
producción.
En “nuestros pagos” se nota una preocupante tranquilidad y un notorio silencio.
El nuevo desafío es integrar la función logística de los puertos. Ya no
basta con tener infraestructura, profundidad y sentarse a esperar que venga la
carga.
Continúa la movilización
en la Patagonia, y los medios acompañan de manera masiva.
Necesitamos ver que alguien analiza si es
posible trocar los estímulos para que lleguen a los productores o pymes
industriales, aunque el impacto presupuestario para el Estado sea neutro.
Se vive hablando de cuidar las economías
regionales, pero los que producen son los “esclavos” del sistema mientras la
“parte del león” se va para otro lado.
Nos oponemos a los reembolsos en los puertos
porque el beneficio va a parar a otros bolsillos.
La propuesta que formula el actual interventor
apunta a un manejo unipersonal y concentrado de un puerto. Sería un
enorme retroceso para un formato de gestión que ha demostrado equilibrio en las
decisiones y resultados exitosos.
En nuestro país, el puerto de Bahía Blanca es
uno de los pocos, si no el único, que tiene la capacidad presupuestaria para
pagarse sus propios dragados.
El reclamo de los pescadores artesanales es
justo y es de esperar que, en otros puertos argentinos, se pongan en marcha
programas de reconversión adecuados a la realidad de cada lugar, para
respetarles una actividad que da de comer a mucha gente.
Pobre de aquel que, por necesidad o por no
haber podido controlar racionalmente sus compras y consumos, haya tenido que
caer en la financiación estructural de sus saldos con la tarjeta de crédito que
usa.
Uno de los desafíos más importantes de las
nuevas gestiones es bajar los costos portuarios del país, un elemento esencial
de la competitividad de nuestro comercio exterior.
La inflación es la hija
descarriada del déficit fiscal. Y las tasas de interés son las hijas obedientes de la inflación.
La historia no
comienza con nosotros y, por supuesto, mucho menos termina con nosotros. El
Puerto de Bahía Blanca tuvo, durante sus primeros 22 años, un notable y exitoso
crecimiento, tiene un presente magnífico y un porvenir promisorio de grandeza.
Cuando se lucha por algo que se cree justo, con
todo respeto, se habla con “Dios y María Santísima”. No se espera pasivamente a ver qué deciden los
otros.
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