sábado, 5 de septiembre de 2015

22 Años de Gratitud

Cuando  uno celebra un cumpleaños, más allá de tener una visión sobre cómo será el resto de su vida, es inevitable hacer un balance de cómo se llegó a este presente y agradecer a todos aquéllos que influyeron, ayudaron y fueron protagonistas de esa historia.
         
        En los últimos tiempos, a través del uso de las modernas técnicas de comunicación disponibles, incluso las redes sociales, llevamos adelante sistemáticamente un trabajo permanente de difusión de los hechos, inversiones y actividades que se producen en nuestro puerto; y por eso consideramos que “el balance de cómo se llegó a este presente” lo venimos desarrollando día a día y llegan a nuestra comunidad portuaria, la ciudad, la región, el país y a nivel internacional donde, como siempre remarcamos, el prestigio del Puerto de Bahía Blanca es altísimo.

Sólo destacar que, en el marco de su habitual éxito operacional, hemos agregado en los últimos tiempos una marcada intensificación de nuestro programa Ciudad Puerto, con la reciente habilitación del Balcón al Mar, que puso en valor la historia del primer muelle de hierro que dio origen al puerto; y la próxima inauguración del paseo portuario a lo largo del mueble Ministro Carranza que son una nueva atracción para acercar a todos al mar. 

         
     
    Por eso, en este vigésimo segundo aniversario del Consorcio de Gestión, en lugar de reseñar los logros y resaltar las virtudes de este modelo de administración, me inclino por dedicarme a agradecer a los que, durante décadas, han sido los artífices de las bases y resultados de nuestra institución. No sin antes darme cuenta del riesgo de cometer alguna omisión involuntaria que, en caso de producirse, ofrezco mis disculpas por adelantado.
       
       En primer lugar, agradecer a los responsables del origen fundacional de este modelo de descentralización. Antes de 1992 la administración de todos los puertos del país se encontraba centralizada en la Administración General de Puertos Sociedad del Estado. Con fecha 3 de junio de ese año fue sancionada la Ley de Puertos Nº 24.093, no sólo con el propósito de obtener la descentralización política y administrativa de los puertos, sino también tratando de obtener un aumento de la eficiencia operativa de todo el sector y lograr una disminución de los costos en general. En resumen, obtener una mayor eficacia en la operación integrada del transporte.
         
      Los principales artífices e impulsores de esta verdadera revolución en el sistema portuario argentino fueron el entonces diputado nacional justicialista Dr. Dámaso Larraburu, como presidente de la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados, acompañado por el senador radical Juan Trilla, el diputado radical Victorio Bisciotti y el ucedeísta Ignacio García Cuerva. Una verdadera conjunción de voluntades multipartidaria.
         
     A quince años de sancionada la Ley, Dámaso decía: “Esta ley ha marcado en la Argentina un punto de inflexión, y es un modelo en nuestro país de cómo se debe trabajar. La Ley de Puertos fue distinta al resto de las privatizaciones de los 90 y es un modelo de gestión participativa con control de todos los sectores involucrados, públicos y privados. Y eso convirtió al modelo en un éxito total”.

Sancionada la ley, y producida la transferencia de los puertos a las provincias, se agregan más bahienses al desarrollo de esta nueva visión. El, hasta entonces Administrador local de la AGP, don José Egidio Conte, el ingeniero Osvaldo Abitante, uno de los grandes profesionales que impulsaron los 45 pies de calado, el ingeniero Valentín Morán, el Dr. Jorge Conti, el entonces Senador Jorge Scoccia desde el Senado de la provincia y otros técnicos y profesionales que, junto a Larraburu, concibieron las bases para la pronta sanción de la Ley provincial N° 11.414 que se constituyó en el estatuto fundacional de nuestro Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca. Bien está decir que en todas estas personas se encuentran los que podríamos definir como los padres fundadores de este modelo exitoso que cumple 22 años.

Y con la creación del Consorcio vino el primer Directorio: José Egidio Conte como primer Presidente y los Directores Oscar Doria, Carlos Sosa, Andoni Irazusta, Valentín Morán, Adalberto Thomas, Arturo Hosch, Vicente Andreani y Reinaldo Reiner; quienes tomaron las primeras decisiones para poner en marcha este formato de cogestión.  Junto a ellos, el personal y profesionales que se desempeñaban bajo el régimen de AGP, se sumaron a la tarea y empezaron a perfilar la estructura funcional del Consorcio.


 Y con el nuevo modelo vino una explosión de inversiones y un sostenido crecimiento del comercio exterior. Y llegaron las primeras terminales y la ocupación del territorio.

         Y a través de los 22 años se sucedieron otros a quienes agradecer: Presidentes como Jorge Scoccia, Hernán Neyra y Jorge Otharán. Y nuevos Directores como Horacio Ferrández, Antonio Diez, Jorge Cincunegui, Luis Bottazzi, Jorge Frappoli, Edgar Bosso, Ricardo Kiher y Carlos Moggia.
         
    Y junto con ellos, comenzó a crecer y capacitarse la planta permanente del Consorcio, que son el alma operativa del funcionamiento del puerto, desde los niveles gerenciales, jefaturas y las funciones auxiliares. Son a quienes siempre agradezco y a los que llamo afectuosamente y con reconocimiento: el Equipo (con mayúsculas).
         
        Y llegando al presente, el actual Directorio. Mis compañeros de ruta, con los que hemos logrado un excelente equipo de trabajo, más allá del rol, cumplimiento y defensa de los intereses del sector que cada uno representa, pero que, ante cada decisión trascendente, han demostrado plenamente que anteponen los intereses del bien común para el puerto por sobre las particularidades individuales. Ellos son Francisco Costa, Gustavo Damiani, Abel Di Meglio, Enrique Fortunato, Agustín Moreno, Marcelo Osores, Guillermo Puthod y Walter Resumil. Muchísimas gracias porque con esa actitud, con seguridad, han hecho mucho más sencilla mi tarea como Presidente.
         
     A todo el Equipo, desde el Gerente General, Valentín Morán, el Gerente de Ingeniería, Miguel Garelli, a mis asistentes más directos con quienes comparto de cerca nuestro trabajo cotidiano y a todos y cada uno de los Jefes de Área, supervisores y personal, que con destacado profesionalismo llevaron, llevan y llevarán adelante la tarea de éste, el principal puerto de aguas profundas de la Argentina y uno de los más importantes de Latinoamérica. Por favor, siéntanse todos nombrados. 65 personas que valen por muchos más. Homenaje especial a todos los que se han jubilado a lo largo de estos 22 años, por lo que aportaron y porque siguen cerca del puerto donde trabajaron, aún aquéllos que ya no están físicamente.
         
      Al Cr. Ernesto Hernández como auditor externo, la escribana Silvia Suárez Bras, al abogado Sebastián Scoccia, a los encargados de nuestra concesión de Zona Franca como Martín, Pablo y Constanza. Al Concejo Consultivo que es nuestra caja de resonancia y el aporte de otras instituciones que no forman parte del Directorio, para completar nuestra interacción con la dirigencia de nuestra ciudad. A las Cámaras de Pescadores que reclamaron, entendieron y acompañan el proceso puesto en marcha de una reconversión que dignifique y haga sustentable una forma de vida que transitaba por la informalidad y que demandaba este cambio en el que continuamos trabajando.
         
        A todos los gremios que forman parte de la Intersindical Portuaria, por la importancia de su trabajo cotidiano moviendo todos los engranajes del puerto y por la madurez y sensatez que siempre han demostrado en la defensa de los intereses de los trabajadores, con una visión racional sobre un modelo portuario que debe mantenerse atractivo para quienes invierten siendo dadores de ese trabajo.

A las autoridades y el personal de todas las empresas que forman parte de la comunidad portuaria porque cada uno, desde su lugar, conforman la potencia de un puerto que realiza una gran contribución a las exportaciones de nuestro país, y derraman recursos sobre una ciudad y región, traduciéndolo en empleos y servicios que consumen y gastan donde viven.
    
    Al Municipio de Bahía Blanca, el Concejo Deliberante y los legisladores bahienses y regionales que ayudan y tienen clara la importancia estratégica de este puerto como factor de crecimiento y desarrollo. Y a todas Universidades y el IADO que, con su soporte académico y científico, son nuestra interconsulta permanente en temas de alta sensibilidad o importancia técnica.
         
          A los medios de comunicación, locales y nacionales y, en especial, a todos y cada uno de los periodistas que nos ayudan a difundir, mejorar o corregir nuestra gestión, multiplicando el conocimiento de la población. En especial, en nuestra ciudad que es la que contiene a su puerto como uno de sus orgullos.
         
        A la Prefectura Naval Argentina y también a la Armada Argentina con quienes nuestra conexión es indisoluble en el control y vigilancia de nuestro estuario. Y a los demás organismos nacionales como la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables de la Nación, AFIP, Aduana, SENASA, que garantizan la corrección de todas las operaciones portuarias. Y al Tribunal de Cuentas de la Provincia como vigía permanente de nuestro modelo de administración.
         
    A la Asociación Americana de Autoridades Portuarias y a la Asociación Internacional de Ciudades Puerto, que me honraron con la Presidencia de la Delegación Latinoamericana y con la Vicepresidencia de su Consejo Directivo representando a América Latina, respectivamente. No sólo por mí, sino porque tales distinciones fueron producto del valor de nuestro puerto a nivel internacional y por la excelente capacitación brindada a sus cuadros a lo largo de los años.

A todos los vecinos de Bahía Blanca y, en especial, a todos los vecinos de mi querido Ingeniero White. Siempre digo que ésta sí es una conexión indisoluble porque tenemos el mismo origen y es difícil diferenciar al puerto del pueblo que lo contiene. Hemos tratado siempre de estar presentes dando una mano en la medida de nuestras posibilidades, aún a sabiendas de que nunca alcanzarán frente a todo lo que puede hacer falta.

Párrafo especial de gratitud, e inclusive desde lo personal, merecen las autoridades provinciales. A los gobernadores anteriores que apoyaron y estimularon este modelo de gestión portuaria. En mi caso, y en particular, al Gobernador Daniel Scioli porque me otorgó el honor y la confianza de conducir el Directorio del Consorcio, pero que abonó durante los últimos años con toda convicción y decisión la necesidad de promover y facilitar el desarrollo portuario logrando duplicar la capacidad operativa de los puertos bonaerenses y la recuperación industrial en su territorio.

Al Ministro de Producción, Ciencia y Tecnología, Dr. Cristian Breitenstein, y al Subsecretario de Actividades Portuarias, Dr. Jorge Otharán, porque nos ayudaron y apoyaron siempre. Espero haber estado a la altura de sus expectativas cuando promovieron mi designación y no haberlos defraudado. Con ellos, a todos los funcionarios de sus gabinetes como ayudantes facilitadores de una relación que, tratándose de dos bahienses, fue siempre cercana, predispuesta y valiosísima.

Insisto en mis disculpas si he cometido alguna omisión, pero insisto en que nuestro agradecimiento incluye con absoluta amplitud a todos los que participan o contribuyen a que este puerto siga creciendo y con su prestigio siempre alto.

Lo primero es lo primero

Para finalizar, una visión sobre cómo será, para este puerto, el resto de su vida. Es más sencillo visualizar el futuro en el corto y hasta mediano plazo, porque el largo entra en el terreno de la visión profundamente estratégica, los sueños y las utopías. Pero la verdad es que se esperan tiempos muy buenos y promisorios para el puerto de Bahía.
             
Si por un lado es cierto que en la jerga habitual de los puertos se habla de “Su Majestad: La Carga” y las principales acciones de sus administradores conducen a aumentar sus volúmenes, exportar más, mejorar la velocidad operativa, disminuir los costos; es decir, mejorar la competitividad en todos sus aspectos; por otro lado, también sostenemos que de nada serviría continuar creciendo en las capacidades internas si la carga no llega mejor, más rápido y seguro a los puertos.
         
       Cada día cobra mayor relevancia la función logística de los puertos. Estos ya no son unidades aisladas que sólo esperan la llegada de la carga desde los centros de producción y se desentienden de cómo los productos llegan a quienes los demandan o consumen.

Los puertos son los principales nodos de la red física del transporte marítimo, pero serán competitivos y cumplirán su función siempre y cuando sean capaces de ofrecer al comercio internacional y a las líneas navieras, servicios rápidos, flexibles y seguros. Los puertos modernos deben formar parte de las cadenas logísticas de producción, transporte y distribución, y no desarrollar sus actividades como un eslabón independiente.

La consideración de un puerto desde una perspectiva logística significa que no sólo se deben tener en cuenta las actividades que se desarrollan en el entorno del ámbito portuario, sino también la influencia que estas actividades tienen sobre el transporte anterior y posterior al mismo. La cadena logística no comienza en los puertos. En realidad, comienza en el lugar de producción de la materia prima y va hasta los centros de consumos en los países de destino.

Debemos recuperar nuestro transporte de cabotaje marítimo, por ser más económico y sustentable con el medio ambiente; debemos incrementar nuestro transporte ferroviario y descomprimir el transporte por camiones a largas distancias; debemos mejorar nuestra infraestructura vial construyendo autovías de varios carriles y con accesos especiales a los puertos.

          Vaca Muerta genera muchas expectativas, pero todavía está verde como una fruta a la que le falta madurar. En cambio, estos temas son esenciales ahora! 

Tenemos muy claro que, en una Ciudad-Puerto como Bahía Blanca, este desafío logístico reviste una importancia trascendente donde deben confluir las mejores prácticas asociativas entre la inversión privada y los esfuerzos del estado para acompañarlas.

Pocas ciudades del mundo tienen el privilegio de contar con un puerto y muchas menos contar con uno que sostenga una gestión exitosa durante tantos años como es nuestro caso. Tenemos sobradas razones para seguir sosteniendo, como me gustó bautizar en algún momento, que estamos en presencia de un verdadero Gigante Portuario.

El “Gigante Portuario” está intacto y mirando al futuro con vocación y ambición de ser cada vez más grande e importante, contribuyendo al comercio exterior de la Nación, a dar empleo a mucha gente, y a ser un motor de crecimiento y desarrollo de la ciudad que lo contiene. Es un modelo probado y efectivo de gestión portuaria y hacemos votos para que continúe siempre de esta manera.

Somos una Ciudad Puerto, y el Equipo seguirá trabajando para que Bahía Blanca, la Provincia de Buenos Aires y la Argentina en su conjunto sigan estando orgullosas de nuestro Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca. Por muchísimos años más.

Cr. Hugo Antonio Borelli
Presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca

Publicado en el Suplemento Especial "Un puerto competitivo por donde se lo mire" del diario La Nueva el 1 de setiembre de 2015


sábado, 11 de abril de 2015

La historia de la Ciudad-Puerto está en su propio nombre


Allá lejos en el tiempo, el nombre de Bahía Blanca, dada la profunda y angosta entrada del mar en el continente definiendo un estuario de planicies costeras, se debió a las eflorescencias blancas, salinas, que cubren sus bajas orillas, cuando la marea se retira y el sol evapora la humedad.  No se sabe exactamente quién le dio el nombre, pero tal vez fueron los indígenas, grandes observadores de los accidentes geográficos.

La primera mención en un mapa aparece con la designación de Bahía de los Buenos Cables. También se la denominó como la Bahía de los Bajos Anegados.  Pero ya cuando la gobernación de Buenos Aires tomó la decisión de mandar a crear una nueva ciudad en el sur de la provincia, en las orillas de la “bahía blanca”, se consolida su nombre definitivo.  Y la expedición de Estomba se estableció en la parte occidental del arroyo Napostá, a una legua de la costa, a la que denominaron Puerto de la Esperanza.

La Fortaleza Protectora Argentina era un bastión destinado a sostener tácticamente a la Primera Campaña al Desierto, pero su ubicación la convirtió también en una ciudad marítima o “Ciudad-Puerto”, acompañándola hasta el presente con esa existencia compartida entre la tierra y el mar, y necesariamente comprometida con ambos.

Por eso nos gusta decir que, ya desde su origen, el proyecto de establecer en la Bahía Blanca una estación marítima partía del objetivo estratégico de servir a la defensa nacional y al desarrollo. La visión y la obra de los fundadores es una realidad presente que hoy sigue proyectando futuro desde aquella natural identidad de ciudad-puerto-región con la que fue concebida: “Una Ciudad-Puerto, una Región para desarrollar al País”.

Bahía creció con su puerto, junto a su puerto y desde su puerto. Por eso la integración entre la ciudad y su puerto es una necesidad estratégica ya comprendida en todos los lugares del mundo, y las acciones deben encaminarse a desarrollarla, profundizarla y a hacerla cada vez más estrecha.  Es una visión y un compromiso que hemos asumido hacia el futuro y por el que no debemos claudicar.

Los 187 años de la ciudad encuentran al Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, después de más de veinte años de vida, en plena tarea de llevar adelante algunas acciones concretas que generen espacios de mayor acercamiento de la comunidad a su puerto y su mar. Serán acciones de lo que hemos denominado complementariedad social y de construcción de infraestructura portuaria recreativa que atraigan a los bahienses a visitar sus espacios marítimos. El Balcón al Mar es prueba de ello y es mi orgullo.

Siempre insistiremos en decir que ser una ciudad marítima, y con un puerto exitoso, es un privilegio del que gozan muy pocas ciudades en el mundo.  Es una característica de identidad única que no siempre se aprecia en toda su dimensión. Y es nuestra responsabilidad promover y realizar las obras, acciones y comunicaciones que incrementen ese nexo con la comunidad de pertenencia.

Siempre hemos sostenido que asumimos una actitud colaborativa desde nuestro lugar, pero también mantenemos una vehemente postura demandante que promueva una política de estado que enfrente el mayor desafío que enfrentan las ciudades portuarias en el futuro, cual es la necesidad de fuertes inversiones en infraestructura logística pre portuaria, vial y ferroviaria, para que las cargas lleguen mejor a los puertos, con mayor seguridad y menor impacto sobre las ciudades que los contienen.



Bahía Blanca es una ciudad marítima, con nombre marítimo y con historia y desarrollo marítimo. Y así debe estar instalado en la cultura orgullosa de los bahienses, por las generaciones que lo imaginaron y lo hicieron, por los que tenemos responsabilidades en el presente y por las generaciones futuras que heredarán el compromiso.

Y en ese camino hacia el futuro de nuestra ciudad, mantengamos bien presente en la memoria la historia que nos trajo hasta aquí y hagamos votos sobre el porvenir honrando aquella primera denominación con la que el puerto acompañó a su ciudad que lo contiene, cual es la de Puerto de la Esperanza.

Feliz cumpleaños Bahía: nuestra Ciudad-Puerto!

Cr. Hugo Antonio Borelli
Presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca


martes, 17 de febrero de 2015

Reflexiones sobre la vigilancia remota

Un aporte para la reflexión en 17 tweets
Publicado en Twitter el 16-02-2015




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Un aporte para la reflexión. Sujeto a la consideración de todos, especialmente de expertos. Problema complejo demanda acciones complejas.




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Vale la pena el debate sobre lo que se ha llamado “plan integral”. Indiscutible la necesidad de inclusión social, deporte, contención familiar.






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Pero hay delito estructural (como las drogas) que no se soluciona con este tipo de programas. Porque es esencialmente antisocial.


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Las cámaras son gran aporte, pero el patrullaje preventivo es fundamental. El recurso humano policial debe ser el gran aliado de la sociedad.







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Hasta que las cámaras lleguen a todos los barrios falta. A la larga serán disuasivas, pero tendrán que “espiarnos” a todos en todas partes.