Los accesos al puerto y
el Tribunal de Faltas
La
Municipalidad de Bahía Blanca presentó
hoy dos noticias por las que quiero expresar mi particular alegría: por un
lado, la repavimentación de tramos de las rutas 33 y 35, incluyendo otros
proyectos como las mejoras en la circunvalación de la ciudad con prioridad en las zonas de ingreso al
puerto; y el traslado del Tribunal de Faltas a la calle Estomba 458 desde su
antigua sede en calle Blandengues, cuya estructura edilicia hace mucho que no
daba más.
El primer anuncio fue realizado esta tarde por el Intendente
Héctor Gay y el Administrador General de la Dirección Nacional de Vialidad
(DNV), Javier Iguacel. Y el
segundo, en la propia nueva sede del Tribunal, junto a la Secretaria de
Gobierno, Laura Biondini, al Juez de Faltas, Ricardo Germani y otros funcionarios.
Más allá que ambas noticias son muy importantes para los que
vivimos en Bahía Blanca, y para toda la región, son también dos cuestiones que me tocan particularmente de cerca y,
por eso, me dan motivos para celebrar.
Hace ya más de tres años de cuando me tocó, en mi carácter de
presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, marcar la
necesidad vital de mejorar los accesos a nuestro puerto. Por entonces, me
publicaban una nota en la que decía respecto de esta cuestión:
Si por un
lado es cierto que en la jerga habitual de los puertos se habla de “Su
Majestad: La Carga” y las principales acciones de sus administradores conducen
a aumentar sus volúmenes, exportar más, mejorar la velocidad operativa,
disminuir los costos; es decir, mejorar la competitividad en todos sus
aspectos; por otro lado, también sostenemos que de nada serviría continuar
creciendo en las capacidades internas si la carga no llega mejor, más rápido y
seguro a los puertos.
Cada día cobra mayor
relevancia la función logística de los puertos. Estos ya no son unidades
aisladas que sólo esperan la llegada de la carga desde los centros de
producción y se desentienden de cómo los productos llegan a quienes los
demandan o consumen.
Los puertos son los
principales nodos de la red física del transporte marítimo, pero serán
competitivos y cumplirán su función siempre y cuando sean capaces de ofrecer al
comercio internacional y a las líneas navieras, servicios rápidos, flexibles y
seguros. Los puertos modernos deben formar parte de las cadenas logísticas de
producción, transporte y distribución, y no desarrollar sus actividades como un
eslabón independiente.
La consideración de un
puerto desde una perspectiva logística significa que no sólo se deben tener en
cuenta las actividades que se desarrollan en el entorno del ámbito portuario,
sino también la influencia que estas actividades tienen sobre el transporte
anterior y posterior al mismo. La cadena
logística no comienza en los puertos. En realidad, comienza en el lugar de
producción de la materia prima y va hasta los centros de consumos en los países
de destino.
Debemos recuperar nuestro
transporte de cabotaje marítimo, por ser más económico y sustentable con el
medio ambiente; debemos incrementar nuestro transporte ferroviario y
descomprimir el transporte por camiones a largas distancias; debemos mejorar
nuestra infraestructura vial construyendo autovías de varios carriles y con
accesos especiales a los puertos.
Siempre
hemos sostenido que asumimos una actitud colaborativa desde nuestro lugar, pero
también mantenemos una vehemente postura demandante que promueva una política de estado que enfrente el
mayor desafío que enfrentan las ciudades portuarias en el futuro, cual es la
necesidad de fuertes inversiones en infraestructura logística pre portuaria,
vial y ferroviaria, para que las cargas lleguen mejor a los puertos, con mayor
seguridad y menor impacto sobre las ciudades que los contienen.”
Todos
sabemos que el proyecto de la Autovía para unir la Ruta 3 Norte con la Sur, a
su paso por Bahía Blanca, es un proyecto de Vialidad Nacional del año 2011 y
que, durante todos estos años, se venía diciendo que “ya se licitaba”, pero
nunca se concretó. El proyecto se dividía en cuatro etapas y, precisamente, la
N° 4 era la del acceso al puerto. Ver la maqueta que se exhibió por ese
entonces nos hizo “soñar” a todos.
En
el marco de esa postura demandante, y hace ya más de un año, cuando todavía
estaba en funciones en el puerto, recibí un llamado telefónico del titular
local de la Dirección Nacional de Vialidad, en el que me anunció que, aunque el
proyecto de la autovía seguía vigente, se había cancelado y desistido de
realizar la Etapa 4 de acceso al puerto. Pongo al ingeniero Gustavo Torres por
testigo. Demás está decir la desazón y amargura por semejante mala noticia.
Por
eso, oír ahora que se “incluyen otros proyectos como las mejoras en la
circunvalación de la ciudad con
prioridad en las zonas de ingreso al puerto” es música para mis oídos. Que
se cumpla.
Tribunal colapsado
La
mudanza del Tribunal también me toca de cerca, y me da alegría, porque en el
año 2005 me tocó ser interventor del mismo, justo en los tiempos en que era
designado como nuevo Juez de Faltas el Dr. Ricardo Germani. Tuve la oportunidad
de compartir algo más de un año trabajando allí y pude ver con toda claridad
las falencias edilicias, la falta de espacio y las malas condiciones en las que
tenía que desempeñarse todo su personal. Ni que hablar del público, que
teniendo que asistir para regularizar infracciones cometidas, no contaban con
un espacio adecuado para sus esperas.
A
pesar de los reclamos, que el Dr. Germani continuó llevando adelante, nunca se
pudo priorizar, en los presupuestos municipales, las partidas necesarias para
corregir esto, ni hubo decisión política para conseguirlo. Incluso, en aquel
momento, llegué a proponer que la provincia nos cediera el edificio de Aguas
Corrientes de las calles Vieytes y Gorriti (que ya estaba casi desocupado) para
ponerlo en valor y mudar al Tribunal allí. Se presentó la solicitud, pero no
prosperó.
Por
eso también hoy ver que han logrado mudarse a un lugar mejor me da mucha
satisfacción y felicito a los responsables de haberlo logrado.
Si
estamos así en camino de solucionar cuestiones pendientes, puede ser que, lo
que nos faltaba, deje de faltarnos.
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