jueves, 4 de agosto de 2016

Lo que nos faltaba puede dejar de faltarnos

Los accesos al puerto y el Tribunal de Faltas

La Municipalidad de Bahía Blanca presentó hoy dos noticias por las que quiero expresar mi particular alegría: por un lado, la repavimentación de tramos de las rutas 33 y 35, incluyendo otros proyectos como las mejoras en la circunvalación de la ciudad con prioridad en las zonas de ingreso al puerto; y el traslado del Tribunal de Faltas a la calle Estomba 458 desde su antigua sede en calle Blandengues, cuya estructura edilicia hace mucho que no daba más.

El primer anuncio fue realizado esta tarde por el Intendente Héctor Gay y el Administrador General de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), Javier Iguacel.  Y el segundo, en la propia nueva sede del Tribunal, junto a la Secretaria de Gobierno, Laura Biondini, al Juez de Faltas, Ricardo Germani y otros funcionarios.

Más allá que ambas noticias son muy importantes para los que vivimos en Bahía Blanca, y para toda la región, son también dos cuestiones que me tocan particularmente de cerca y, por eso, me dan motivos para celebrar.

Hace ya más de tres años de cuando me tocó, en mi carácter de presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, marcar la necesidad vital de mejorar los accesos a nuestro puerto. Por entonces, me publicaban una nota en la que decía respecto de esta cuestión:


Si por un lado es cierto que en la jerga habitual de los puertos se habla de “Su Majestad: La Carga” y las principales acciones de sus administradores conducen a aumentar sus volúmenes, exportar más, mejorar la velocidad operativa, disminuir los costos; es decir, mejorar la competitividad en todos sus aspectos; por otro lado, también sostenemos que de nada serviría continuar creciendo en las capacidades internas si la carga no llega mejor, más rápido y seguro a los puertos.

Cada día cobra mayor relevancia la función logística de los puertos. Estos ya no son unidades aisladas que sólo esperan la llegada de la carga desde los centros de producción y se desentienden de cómo los productos llegan a quienes los demandan o consumen.
Los puertos son los principales nodos de la red física del transporte marítimo, pero serán competitivos y cumplirán su función siempre y cuando sean capaces de ofrecer al comercio internacional y a las líneas navieras, servicios rápidos, flexibles y seguros. Los puertos modernos deben formar parte de las cadenas logísticas de producción, transporte y distribución, y no desarrollar sus actividades como un eslabón independiente.

La consideración de un puerto desde una perspectiva logística significa que no sólo se deben tener en cuenta las actividades que se desarrollan en el entorno del ámbito portuario, sino también la influencia que estas actividades tienen sobre el transporte anterior y posterior al mismo. La cadena logística no comienza en los puertos. En realidad, comienza en el lugar de producción de la materia prima y va hasta los centros de consumos en los países de destino.

Debemos recuperar nuestro transporte de cabotaje marítimo, por ser más económico y sustentable con el medio ambiente; debemos incrementar nuestro transporte ferroviario y descomprimir el transporte por camiones a largas distancias; debemos mejorar nuestra infraestructura vial construyendo autovías de varios carriles y con accesos especiales a los puertos.

Siempre hemos sostenido que asumimos una actitud colaborativa desde nuestro lugar, pero también mantenemos una vehemente postura demandante que promueva una política de estado que enfrente el mayor desafío que enfrentan las ciudades portuarias en el futuro, cual es la necesidad de fuertes inversiones en infraestructura logística pre portuaria, vial y ferroviaria, para que las cargas lleguen mejor a los puertos, con mayor seguridad y menor impacto sobre las ciudades que los contienen.

Todos sabemos que el proyecto de la Autovía para unir la Ruta 3 Norte con la Sur, a su paso por Bahía Blanca, es un proyecto de Vialidad Nacional del año 2011 y que, durante todos estos años, se venía diciendo que “ya se licitaba”, pero nunca se concretó. El proyecto se dividía en cuatro etapas y, precisamente, la N° 4 era la del acceso al puerto. Ver la maqueta que se exhibió por ese entonces nos hizo “soñar” a todos.

En el marco de esa postura demandante, y hace ya más de un año, cuando todavía estaba en funciones en el puerto, recibí un llamado telefónico del titular local de la Dirección Nacional de Vialidad, en el que me anunció que, aunque el proyecto de la autovía seguía vigente, se había cancelado y desistido de realizar la Etapa 4 de acceso al puerto. Pongo al ingeniero Gustavo Torres por testigo. Demás está decir la desazón y amargura por semejante mala noticia.

Por eso, oír ahora que se “incluyen otros proyectos como las mejoras en la circunvalación de la ciudad con prioridad en las zonas de ingreso al puerto” es música para mis oídos. Que se cumpla.


Tribunal colapsado

La mudanza del Tribunal también me toca de cerca, y me da alegría, porque en el año 2005 me tocó ser interventor del mismo, justo en los tiempos en que era designado como nuevo Juez de Faltas el Dr. Ricardo Germani. Tuve la oportunidad de compartir algo más de un año trabajando allí y pude ver con toda claridad las falencias edilicias, la falta de espacio y las malas condiciones en las que tenía que desempeñarse todo su personal. Ni que hablar del público, que teniendo que asistir para regularizar infracciones cometidas, no contaban con un espacio adecuado para sus esperas.

A pesar de los reclamos, que el Dr. Germani continuó llevando adelante, nunca se pudo priorizar, en los presupuestos municipales, las partidas necesarias para corregir esto, ni hubo decisión política para conseguirlo. Incluso, en aquel momento, llegué a proponer que la provincia nos cediera el edificio de Aguas Corrientes de las calles Vieytes y Gorriti (que ya estaba casi desocupado) para ponerlo en valor y mudar al Tribunal allí. Se presentó la solicitud, pero no prosperó.

Por eso también hoy ver que han logrado mudarse a un lugar mejor me da mucha satisfacción y felicito a los responsables de haberlo logrado.


Si estamos así en camino de solucionar cuestiones pendientes, puede ser que, lo que nos faltaba, deje de faltarnos.














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