Mostrando entradas con la etiqueta Municipalidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Municipalidad. Mostrar todas las entradas

viernes, 19 de agosto de 2016

La Basura cuesta cara

El dilema de una Tasa que no alcanza

El motivo de esta nota es provocador y supongo que, en quienes la lean, generará adhesión o rechazo, porque sería lo mismo que ocurrió en el pasado.
Además, es lo que corresponde. Porque lo que no podemos dejar de hacer es discutirlo.



Comportamiento notable

En estos últimos tiempos hemos mantenido una enorme preocupación sobre lo que pasará con los aumentos de las tarifas de gas y luz, y asistido a cientos de horas en los medios tratando el asunto, con polémicas y manifestaciones de mucha gente. Muchos años de tarifas congeladas (y mantenidas artificialmente con subsidios) y ahora un enorme aumento, todo de golpe. Parece que nuestro estilo es no tener términos medios.

Lo que siempre me resulta notable es cómo reacciona la gente frente a cosas que, de un modo u otro, deberá pagar. Si el cargo o aumento es en una factura directa, sea servicio o cualquier otra cosa, a la que hay que hacerle frente yendo a pagarla a título personal, el reclamo lógicamente es inmediato. A nadie le gusta que le aumenten nada, aunque igual lo estemos padeciendo.

Pero la gente reacciona mucho más pasiva y pacíficamente si lo que no queremos pagar de manera directa, lo terminamos haciendo de un modo indirecto y mucho más perverso. Cómo no darse cuenta que, al final, alguien lo paga. Y si lo hace el Estado, lo hace con plata nuestra. Y lo hace de manera espuria, emitiendo el dinero que no tiene, generando inflación, o aumentando los impuestos.

Cuando pagamos, en el promedio de todas las cosas, un 45% más (o el porcentaje que fuere) por efecto de la inflación, acaso no es un modo de pagar más caro la luz y el gas, que no quisimos absorber. Lamentablemente, como se dice ahora, esto es un “juego de suma cero” y si no lo paga uno, lo paga el otro.  El monstruo de la inflación, por ahora,  sigue suelto.

Otra cuestión notable, aunque se entiende desde la lógica periodística de generar debate, es por qué los medios de comunicación difunden la idea de que, si aumentan las tarifas, es para beneficio o triunfo del gobierno. El problema energético, más allá de los responsables que deberían pagar por él, lo tenemos todos y nada causa más zozobra en una casa que cuando se corta la luz o el gas. 

Con el ajuste se les fue la mano y ahora me parece que el asunto derivará en algo más cercano a la justa medida, aunque retrotraer los aumentos y volver al tarifario anterior está volviendo a “regalarle” el servicio a los usuarios de la Capital y algún sector del Gran Buenos Aires, en detrimento del interior del país. Esto no puede ser, simplemente porque no es justo.

La basura

Con la basura pasa lo mismo. En estos días, el intendente de Bahía Blanca manifestó que la recolección de la basura, hoy a cargo de la SAPEM Ambiental, cierra con déficit, que el año pasado se invirtió la totalidad de lo recaudado con la Tasa de Alumbrado, Barrido y Conservación de la Vía Pública y que la comuna debió aportar 140 millones de pesos adicionales (ver nota de Frente a Cano haciendo click aquí). Vale aclarar primero que ahora el municipio la rebautizó como “Tasa de Inmuebles”, tal vez porque la boleta también incluye la Tasa de Salud, o por alguna otra razón que, tal vez, tenga que ver con lo que diré a continuación.

Veamos esto con algún grado de detalle. La tasa nombrada, popularmente conocida como ABL, estuvo concebida desde hace mucho tiempo, desde el punto de vista de la contraprestación de un servicio (por eso se llama tasa), para cubrir 1) el Alumbrado público, 2) el Barrido de las calles y 3) la Conservación de la Vía Pública, es decir, toda tarea de mantenimiento de calles y espacios públicos (no obra pública nueva), sean de tierra o con pavimento, comprendiendo obviamente el “bacheo”.

La basura, en estos tiempos originarios, estaba incluida aquí porque era recogida por los camiones municipales, con mano de obra municipal, se volcaba en basural a cielo abierto, y no tenía un costo que revistiera gran importancia.

Pero con el tiempo, la cosa se complicó. Vino el relleno sanitario, como primera etapa en el mejoramiento de la disposición final de los residuos, y la privatización del servicio de recolección. Y allí los números cambiaron drásticamente.

Mientras todo esto fue pasando, seguimos ensayando programas de separación en origen que, hasta ahora, no hemos podido implementar de manera integral.

Cuánto vale y cómo se paga

No es mi intención, ni podría, tratar aquí el tema desde el punto de vista técnico en cuanto a cómo se trata la basura. En el tema hay profesionales expertos (en ingeniería y medio ambiente), tratados, programas exitosos y muchas propuestas sobre el particular.

Pero sí pretendo tratarlo desde el punto de vista de lo que domino mejor, que es cuánto cuesta y cómo podría ser sustentable para su financiamiento.

En el año 2009, en mi función de Secretario de Economía y Hacienda municipal y en ocasión de preparar el Presupuesto y la Ordenanza Fiscal e Impositiva para 2010, realicé una propuesta que el intendente de entonces no estuvo dispuesto a aplicar. Esta es la controversia que pretendo instalar ahora.

Para entenderla voy a recordar algunos números (obviamente que conservo la documentación que lo prueba), cuyo ajuste a los tiempos actuales es muy fácil de realizar. 

Para 2010 se preveía un total presupuestario de unos 316 millones de pesos financiado con recursos de origen municipal (sin contar las transferencias afectadas de la Provincia o de la Nación); con una recaudación para el ABL de 45 millones (14,2%). También pongo por testigo y gran colaborador al actual Director General de Rentas municipal, excelente y capaz funcionario que, en ese entonces, revestía como Jefe de Departamento.

Para llevarlo aproximadamente a valores actuales, para 2016 se previeron unos 1.785 millones de pesos de recursos de libre disponibilidad. O sea, que estaríamos multiplicando por alrededor de 5,6

La recolección de la basura, que estaba a cargo de una empresa privada (recordemos Cliba, Covelia, etc.) iba a costar unos 35 millones y el relleno sanitario unos 10 millones más. La recolección de residuos, para 2016, tiene una previsión de 256 millones. Las proporciones se mantienen.

Como se verá, ya en 2010, la basura se llevaría toda la recaudación del ABL y todavía estaba quedando afuera el alumbrado público (en ese entonces, unos 4 millones anuales) más el barrido y ni que hablar de la conservación de la vía pública.

Teniendo en claro esto, y hoy la discusión se ha resucitado, es que propuse la creación de una Tasa de Basura, a la que, para darle un nombre más “elegante” denominé Tasa por Servicios de Limpieza y Saneamiento o Tasa de Recolección y Disposición de Residuos, que sería muy accesible (entre $ 2 y $ 10 por inmueble), con un cargo especial para los establecimientos que generan mucha basura, y que pretendía recaudar unos 10 millones de pesos anuales.

Esto pretendía corregir el déficit para cubrir el alumbrado y el barrido, que estaban afuera.
Y, complementariamente, una Tasa de Conservación Vial para los automovilistas, también muy accesible, que contribuirían con 2 centavos por litro de combustible y que pretendía recaudar otros 3 millones de pesos anuales, para paliar el déficit de la conservación de la vía pública. De algún modo, buscaba que contribuyeran al mantenimiento de las calles aquellos que las usan.

No estaba el horno para bollos

Esto no se pensó por deporte ni por la vocación aborrecible de crear tasas. No fue una idea masoquista para que insultaran al funcionario que se le ocurría semejante cosa. Era, simplemente, porque dos más dos son cuatro y los números no cerraban. Los municipios cada vez con más incumbencias y la contrapartida siempre es una gran polémica cuando hay que ajustar sus recursos.

Pero el intendente no quiso y casi nadie se enteró de que esto se había analizado. 

Recordemos que apenas salíamos de un 2008 en que hubo que ajustar el ABL un 150% porque había estado “congelado” 16 años (comparar con el caso del gas y la luz hoy día). De 1991 hasta 2001 por la convertibilidad, luego y hasta 2007 porque nunca se consideró oportuno dados los “coletazos” de la crisis desde 2002 y un país que se iba recuperando lentamente. Hasta que el presupuesto no pudo más.

Hay que ser creativo. Por supuesto. Hay que ser eficiente. También.

El tema de la basura es un problema complejo en todo el mundo. Algunos países, o sus ciudades, ya lo han resuelto, otras están en vías de hacerlo y otras han logrado poco o nada.

Que la SAPEM Ambiental también se puede dedicar a prestar otros servicios para generar más recursos. Claro que sí. Que pueden ingresar capitales privados para ampliar el horizonte de negocios. Claro que sí. Que una reprogramación del servicio sería mejorar la eficiencia. Sí. Que esto sería polémico. Por supuesto.

Se dirá que afecta a la mano de obra, que peligra la fuente de empleo. Claro. Pero lo que también hay que tener claro es que no cambiar, al mismo tiempo, es decidir quién lo va a pagar. Tal vez una combinación de ambas acciones sea el plan más inteligente.

Porque también se puede ser más sensato en el formato de recolección de la basura domiciliaria. Para qué necesita una familia frecuencia 6 (cantidad de días por semana que pasan por el domicilio los recolectores), o frecuencia 5? No se puede sostener en casa los residuos para sacarlos sólo 3 días, sobre todo los inorgánicos? O colocar contenedores en las esquinas o dos por cuadra para que la gente lleve allí su basura?

En otros lugares del mundo se camina hasta una cuadra y media para dejar los residuos en contenedores y se recogen cuando están prácticamente llenos. Y no se ven esos canastitos o tambores individuales en el frente de cada casa. 
La propia Ciudad Autónoma de Buenos Aires es un ejemplo.


Vocación de ayudar

Esta es la única intención que me anima. Las experiencias sirven para construir sobre ellas. Y discutirlas ayuda, para no caer en la tentación de pensar que todo empezó cuando llegamos nosotros.

Esto no fue sólo para aburrir con una experiencia del pasado, sino porque creo que el problema es absolutamente actual y pretendo polemizar sobre los razonamientos para encontrar soluciones.

Y si provoca debate, mucho mejor.












Documento de Trabajo: Simulación para la Tasa de Basura

Y hablando del gas, la luz y el fallo de la Corte, y de la búsqueda de consensos y de los números que no cierran: si tenés 17 minutos, mirá y oí el reportaje a Carlos Pagni de La Nación.



lunes, 15 de agosto de 2016

Bahienses, a las cosas. Parte III

Somos una Ciudad - Puerto

Mucho es lo que, me parece, ha podido concretarse en el ámbito del puerto de Bahía Blanca en los últimos años, pero han quedado ideas y proyectos pendientes. Y la posibilidad de llevarlos adelante es perfectamente alcanzable, y sigue habiendo equipo para lograrlo.


Frente Costero y Paseo del Humedal

Se ha dicho en los últimos tiempos que el Frente Costero es una obra inconclusa y se reprocha tal situación. La realidad es que la provincia financió la primera de tres etapas y el municipio limpió el viejo basural a cielo abierto “Belisario Roldán”. Dicho entre paréntesis, qué suerte la de este brillante político y periodista argentino y cordobés, autor de la famosa pieza oratoria “Padre nuestro que estás en el bronce” cuando se inauguró el monumento a San Martín en Boulogne Sur-Mer, para que en Bahía le hayan puesto su nombre a un basural.

Se trata de recuperar al uso público un área estratégica de contacto con la ría (estuario de planicies costeras en términos correctos), precisamente accediendo a través de lo que fue aquel lugar de destino de nuestra basura.

Paseo peatonal
El Paseo del Humedal conforma un proyecto de entregar una costanera pública a la ciudad, culminando con la observación del estuario. Como una avanzada, tal como lo hizo el balneario Maldonado hace un siglo, se dispondría de una costanera de 1.800 metros bordeando la marisma hasta un paseo bulevar en la zona de plea y bajamar, con dos niveles de rambla. Finalmente en su extremo de contacto con la ría, una gran bahía mirador y un malecón de resguardo para propiciar una marina para actividades náuticas.

Vista del Paseo, malecón, laguna y marina
Precisamente, en su momento me tocó sugerir que la laguna que está allí formada, conectada con el canal y debidamente dragado ese ingreso para la renovación de las aguas y el movimiento de embarcaciones, eran una oportunidad muy buena para la creación de una marina deportiva y el traslado del Club Náutico que hace tiempo quedó en un lugar inadecuado frente al movimiento portuario.


Está claro que las dos etapas restantes debieran concretarse con la suma de los esfuerzos públicos provinciales y municipales y la colaboración del Consorcio de Gestión del Puerto y privados interesados en instalar allí emprendimientos de carácter turístico y gastronómico.

El Castillo

Un mirador en la terraza sería extraordinario
La ex Usina General San Martín, situada en Ing. White, conocida popularmente como “el Castillo” por sus torres almenadas, tiene el estatus legal de monumento histórico nacional desde el año 2002, merced a la Ley Nº 25.580. Este edificio, emplazado en terrenos ganados al mar, fue diseñado por el Arquitecto Molinari y su construcción, a cargo de Geopé, finalizó en 1932. Se encuentra desde hace mucho tiempo desafectado de su uso originario; y sin posibilidad de ser visitado o de disponer de sus espacios para nuevos usos en virtud del deterioro de su fachada, accesos, ventilaciones e interiores.

Por tratarse de un monumento histórico nacional, debiera preverse la solicitud de financiamiento ante el gobierno nacional de las obras de restauro y puesta en valor del edificio y de su entorno inmediato.
Se proyectó trabajar por módulos de restauración, dado que el edificio se encuentra dividido en cuatro grandes cuerpos: el de las oficinas administrativas y controles generales, el de la nave central de turbinas y generadores, el de las calderas y los condensadores, y el de la torre, sector de ingreso y conector entre niveles.

Siempre se ha dicho que los aspectos más complejos, y más onerosos, son la limpieza de la contaminación por asbesto y el retiro de los transformadores ubicados frente a la fachada. Por eso aquí también se requiere el concurso de la ayuda nacional y municipal y el apoyo del Consorcio de Gestión. A pesar de estar bajo jurisdicción municipal, en mis tiempos de gestión en el puerto siempre me manifesté colaborativo para esta restauración en la medida en que el municipio tomara la iniciativa.

Puesto en valor, la terraza del Castillo sería el más maravilloso mirador hacia el estuario con que podría contar la ciudad. En nuestro Programa Ciudad-Puerto estaba contemplado.

Calle Guillermo Torres

Antes y posible después de calle Guillermo Torres
Esta obra felizmente se está realizando en estos momentos. Fue planeada en el marco del Plan Director para la localidad de Ingeniero White. Se trataba de la promoción de acciones que vuelvan a generar una intensa actividad de usos gastronómicos y comerciales con una nueva fisonomía.

Y deberían ser ampliadas con la constitución del Parque Lineal Guillermo Torres, completando la secuencia de parques que se iniciaría en el Valle del Napostá en el alto y, vinculados a la traza ferroviaria, culminaría su desarrollo en Ingeniero White.

Posible vista del parque lineal Guillermo Torrres
Sería un área parque de 10 hectáreas, con desarrollo de actividades locales, espectáculos y recreación, empapadas de la tradición de un lugar de la ciudad en contacto con la identidad portuaria.


Interior portuario
Aquí hay dos propuestas interesantes, de aplicación alternativa según mejor convenga a los intereses portuarios.

Desde el punto de vista de la infraestructura portuaria recreativa, iniciadas con el Balcón al Mar y el Paseo Portuario, y con respecto a este último, debiera completarse la tarea de trasladar el “cementerio” de lanchas de pescadores, que interrumpe la continuidad del paseo, dando otro espacio adecuado a sus propietarios, y permitir la extensión a lo largo de todo el muelle Ministro Carranza de este paseo, acercándose al Balcón, a pesar de la insalvable interrupción que genera las instalaciones de la empresa Cargill.

Con respecto a instalaciones fijas a recuperar se encuentran los tres tradicionales y enormes galpones linderos a la plazoleta portuaria, hoy con muy bajo uso, y la recuperación y puesta en valor del ex frigorífico 3 Ases, destruido parcialmente hace mucho tiempo por un incendio.

A la derecha, los galpones linderos a la plazoleta portuaria

En su momento imaginé la instalación en esos galpones de un Centro de Convenciones para toda la ciudad (que no tiene), con gran capacidad de albergar personas, creando varios salones divididos por esos clásicos paneles corredizos, que permiten adecuar la necesidad a la envergadura de los eventos. La inversión era accesible y el Consorcio de Gestión podría contar con diversos aportantes para financiarla.

Pero también sucede que estos galpones, junto al edificio puesto en valor del ex frigorífico, también podrían ser muy aptos para la instalación de recintos cerrados bajo el régimen de una sub zona franca portuaria. Este es un proyecto de máximo valor agregado para el puerto y para la Zona Franca Bahía Blanca – Coronel Rosales, adicionando a esta subzona, como recintos a cielo abierto, las 8,8 hectáreas libres que se encuentran en el extremo de Cangrejales.

Habrá que resolver cuál resulta más oportuno, pero de lo que no tengo dudas es que hay que hacerlos.

Conclusión

Y esto es todo, por ahora. Dejo aquí un conjunto de propuestas, susceptibles de ser discutidas, criticadas, mejoradas o cambiadas por mejores. Y en el marco de lo que todos deberíamos hacer, sin mezquindades y egoísmos, y sólo pensando en
lo mejor para Bahía Blanca y su Puerto.

Pero me reitero respecto del principio, volviendo a parafrasear a Ortega y Gasset: Bahienses, a las cosas!









lunes, 8 de agosto de 2016

El que rompe…paga

Reposición de bienes públicos, rotos por privados

Seguramente este comentario resultará antipático para algunos y, tal vez, justo para muchos. Otros dirán que es “políticamente incorrecto”, como se dice ahora, porque en algún momento desempeñé responsabilidades públicas. Pero como en tantas otras cosas que imaginé en esos tiempos, y que no se pudieron hacen por resistencias del sistema, lo digo con libertad de conciencia y sujeto a que el lector comparta o disienta.

Y para muestra nomás, recordemos el proyecto de colocar barandas en algunas esquinas (no sólo en una) del centro de la ciudad, desplazando las sendas peatonales para proteger a los que circulan de a pie. Fui blanco de bromas, críticas e insultos diversos, cuando la Argentina y el mundo está lleno de centenares de ejemplos. Y, a la postre, la “prueba piloto” de Belgrano y San Martín no sólo no se continuó con el resto de las esquinas programadas, sino que simplemente se levantó.

Bueno, vayamos al tema propuesto. En estos días se ha visto, con inusual frecuencia, diversos choques en distintos puntos de la ciudad, algunos de los cuales protagonizados por conductores alcoholizados. Por supuesto que la primera cuestión que importa es si se han producido lesiones a las personas, ya sea al infractor o a sus eventuales acompañantes o a otros involuntariamente involucrados.

Salvado este aspecto principal, quedan los posibles daños a las cosas, sean de propiedad privada o pública. Los asuntos entre privados quedan reservados a estos y la discusión, sea civil o penal, se dará entre responsables y damnificados, abogados y compañías de seguros.

Pero, cuando los bienes dañados son públicos, es decir, que son propiedad de todos los habitantes porque han sido costeados con recursos públicos, quién se hace cargo?

Y esto viene a cuento de los clásicos choques contra semáforos. Las noticias reportan, por ejemplo, “un automovilista chocó contra un semáforo” y la foto muestra los daños en el vehículo y el semáforo caído o inclinado por el impacto, pero rara vez nos enteramos cómo se repone lo que se ha roto y, sobre todo, quién lo paga.

Según he revisado en algunos portales, el costo de un semáforo ronda entre los 7.000 y los 30.000 pesos, según sea completo, el cabezal, las luces led, sus controladores, la columna, etc.

En los tiempos en que me tocó desempeñarme en la Dirección de Tránsito y Transporte municipal, que contenía a todas las áreas que hoy han sido divididas, la cuestión de los semáforos dependía del departamento de Electricidad y Mecánica de la Secretaría de Obras Públicas, o sea, de otro sector. No sé si hoy esto continúa así, pero supongo que sí.

Pues bien, cuando en aquellos tiempos (porque este tipo de daños han ocurrido siempre) les planteaba esto de quién se haría responsable del costo de la reposición, se me contestaba que era una situación complicada este tipo de reclamos, que era un riesgo que se asumía como público y, en definitiva, el municipio se hacía cargo. Nunca estuve de acuerdo.

Hoy, y en este comentario, planteo lo mismo. Hay una vieja frase en la jerga de los seguros que dice “quien pega…paga”, salvo algunas excepciones que los aseguradores y las pólizas se encargan de aclarar muy bien.

Sería bueno, entonces, que una vez que se ha salvado la cuestión de ocuparse de las posibles consecuencias o daños sobre las personas en este tipo de siniestros, sepamos con claridad quién termina haciéndose cargo de reponer los bienes dañados, porque no es gratis mandarse una “macana” para que la paguemos entre todos.

Cuando éramos chicos decíamos al usar las cosas de otros, y esta máxima no ha cambiado para nada con los años, “el que rompe… paga”.
















jueves, 4 de agosto de 2016

Lo que nos faltaba puede dejar de faltarnos

Los accesos al puerto y el Tribunal de Faltas

La Municipalidad de Bahía Blanca presentó hoy dos noticias por las que quiero expresar mi particular alegría: por un lado, la repavimentación de tramos de las rutas 33 y 35, incluyendo otros proyectos como las mejoras en la circunvalación de la ciudad con prioridad en las zonas de ingreso al puerto; y el traslado del Tribunal de Faltas a la calle Estomba 458 desde su antigua sede en calle Blandengues, cuya estructura edilicia hace mucho que no daba más.

El primer anuncio fue realizado esta tarde por el Intendente Héctor Gay y el Administrador General de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV), Javier Iguacel.  Y el segundo, en la propia nueva sede del Tribunal, junto a la Secretaria de Gobierno, Laura Biondini, al Juez de Faltas, Ricardo Germani y otros funcionarios.

Más allá que ambas noticias son muy importantes para los que vivimos en Bahía Blanca, y para toda la región, son también dos cuestiones que me tocan particularmente de cerca y, por eso, me dan motivos para celebrar.

Hace ya más de tres años de cuando me tocó, en mi carácter de presidente del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca, marcar la necesidad vital de mejorar los accesos a nuestro puerto. Por entonces, me publicaban una nota en la que decía respecto de esta cuestión:


Si por un lado es cierto que en la jerga habitual de los puertos se habla de “Su Majestad: La Carga” y las principales acciones de sus administradores conducen a aumentar sus volúmenes, exportar más, mejorar la velocidad operativa, disminuir los costos; es decir, mejorar la competitividad en todos sus aspectos; por otro lado, también sostenemos que de nada serviría continuar creciendo en las capacidades internas si la carga no llega mejor, más rápido y seguro a los puertos.

Cada día cobra mayor relevancia la función logística de los puertos. Estos ya no son unidades aisladas que sólo esperan la llegada de la carga desde los centros de producción y se desentienden de cómo los productos llegan a quienes los demandan o consumen.
Los puertos son los principales nodos de la red física del transporte marítimo, pero serán competitivos y cumplirán su función siempre y cuando sean capaces de ofrecer al comercio internacional y a las líneas navieras, servicios rápidos, flexibles y seguros. Los puertos modernos deben formar parte de las cadenas logísticas de producción, transporte y distribución, y no desarrollar sus actividades como un eslabón independiente.

La consideración de un puerto desde una perspectiva logística significa que no sólo se deben tener en cuenta las actividades que se desarrollan en el entorno del ámbito portuario, sino también la influencia que estas actividades tienen sobre el transporte anterior y posterior al mismo. La cadena logística no comienza en los puertos. En realidad, comienza en el lugar de producción de la materia prima y va hasta los centros de consumos en los países de destino.

Debemos recuperar nuestro transporte de cabotaje marítimo, por ser más económico y sustentable con el medio ambiente; debemos incrementar nuestro transporte ferroviario y descomprimir el transporte por camiones a largas distancias; debemos mejorar nuestra infraestructura vial construyendo autovías de varios carriles y con accesos especiales a los puertos.

Siempre hemos sostenido que asumimos una actitud colaborativa desde nuestro lugar, pero también mantenemos una vehemente postura demandante que promueva una política de estado que enfrente el mayor desafío que enfrentan las ciudades portuarias en el futuro, cual es la necesidad de fuertes inversiones en infraestructura logística pre portuaria, vial y ferroviaria, para que las cargas lleguen mejor a los puertos, con mayor seguridad y menor impacto sobre las ciudades que los contienen.

Todos sabemos que el proyecto de la Autovía para unir la Ruta 3 Norte con la Sur, a su paso por Bahía Blanca, es un proyecto de Vialidad Nacional del año 2011 y que, durante todos estos años, se venía diciendo que “ya se licitaba”, pero nunca se concretó. El proyecto se dividía en cuatro etapas y, precisamente, la N° 4 era la del acceso al puerto. Ver la maqueta que se exhibió por ese entonces nos hizo “soñar” a todos.

En el marco de esa postura demandante, y hace ya más de un año, cuando todavía estaba en funciones en el puerto, recibí un llamado telefónico del titular local de la Dirección Nacional de Vialidad, en el que me anunció que, aunque el proyecto de la autovía seguía vigente, se había cancelado y desistido de realizar la Etapa 4 de acceso al puerto. Pongo al ingeniero Gustavo Torres por testigo. Demás está decir la desazón y amargura por semejante mala noticia.

Por eso, oír ahora que se “incluyen otros proyectos como las mejoras en la circunvalación de la ciudad con prioridad en las zonas de ingreso al puerto” es música para mis oídos. Que se cumpla.


Tribunal colapsado

La mudanza del Tribunal también me toca de cerca, y me da alegría, porque en el año 2005 me tocó ser interventor del mismo, justo en los tiempos en que era designado como nuevo Juez de Faltas el Dr. Ricardo Germani. Tuve la oportunidad de compartir algo más de un año trabajando allí y pude ver con toda claridad las falencias edilicias, la falta de espacio y las malas condiciones en las que tenía que desempeñarse todo su personal. Ni que hablar del público, que teniendo que asistir para regularizar infracciones cometidas, no contaban con un espacio adecuado para sus esperas.

A pesar de los reclamos, que el Dr. Germani continuó llevando adelante, nunca se pudo priorizar, en los presupuestos municipales, las partidas necesarias para corregir esto, ni hubo decisión política para conseguirlo. Incluso, en aquel momento, llegué a proponer que la provincia nos cediera el edificio de Aguas Corrientes de las calles Vieytes y Gorriti (que ya estaba casi desocupado) para ponerlo en valor y mudar al Tribunal allí. Se presentó la solicitud, pero no prosperó.

Por eso también hoy ver que han logrado mudarse a un lugar mejor me da mucha satisfacción y felicito a los responsables de haberlo logrado.


Si estamos así en camino de solucionar cuestiones pendientes, puede ser que, lo que nos faltaba, deje de faltarnos.