Los sobre nombres y las
cuasi monedas
En la Parte 1 de esta nota vimos,
sobre todo de manera ilustrada, las monedas y billetes de todos los tiempos que
circularon y circulan en la Argentina.
En esta segunda parte veremos algo más entretenido, curioso o, si se
quiere, un poco más divertido de esto que algunos denominan “el vil metal”.
Primero resumiremos las nuevas emisiones y luego repasaremos cómo la
cultura popular le ha otorgado al dinero en general, y a algunas denominaciones
de billetes o monedas en particular, nombres o sobrenombres que usamos en la
jerga coloquial, o alguna vez hemos escuchado, y que no siempre sabemos de
dónde provienen. Y cerraremos con el fenómeno de las “cuasi monedas”.
Las nuevas emisiones
Recientemente se diseñaron y emitieron nuevas versiones de los billetes
de 5, 10 y 50 pesos, además del conmemorativo de 100.
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Nuevo billete de 5 pesos |
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Nuevo billete de 10 pesos |
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Nuevo billete de 50 pesos |
Y en este 2016, reconociendo finalmente que tener el billete de 100
pesos como el de máxima denominación resultaba una complicación desde diversos
aspectos, se diseñaron los de 200 y 500 pesos. El segundo ya está en
circulación y el primero aparecerá próximamente. Traslado de caudales,
depósitos y retiros bancarios, pagos de operaciones inmobiliarias o de
automotores u otros bienes de mayor valor y otros ejemplos, implican volúmenes
físicos de billetes muy grandes para transacciones comunes en la actualidad. Vendrá el de 1.000?
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Nuevo billete de 500 pesos |
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Nuevo billete de 200 pesos |
El ingenio popular y los diferentes
nombres dados a nuestra moneda
Desde
los inicios de la cultura, y ya sea como trueque o como moneda, el dinero
siempre estuvo atado a connotaciones sociales y el pueblo lo fue bautizando con
diversos nombres, dependiendo del lugar donde se usaba, a alguna característica
de los billetes o, simplemente, relacionándolos con alguna consideración.
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Un denario o "denarius" |
La palabra dinero deriva del latín denarius (moneda utilizada
por los romanos) y constituyó uno de los grandes avances en la historia de la humanidad,
permitiendo la aparición y expansión del comercio a gran escala.
Veamos algunos de los nombres que adquirieron mayor popularidad:
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Moneda de plata argentina |
Plata: esta designación del dinero fue porque las monedas más
usadas, entre los años 40 a.C., y hasta 1960, en gran parte del mundo, eran
acuñadas en plata. Los valores altos de las monedas, eran de oro, los
medios, de plata, y los bajos de bronce o cobre.
De allí las expresiones:
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Un real 1813 - 1881 |
"Salir
a gastar plata", proviene
de que la moneda de plata, con el uso continuo, se va desgastando y perdiendo
sus detalles originales.
"No
tengo un cobre", proviene
de querer expresar que tenías tan poco dinero que ni siquiera monedas de cobre,
ya que éstas siempre fueron las de menor valor.
"Elegir
Cara o Ceca" (y es ceca
con c y no con s), es porque las monedas hispanoamericanas, de un lado, tenían
la cara del Rey de España y del otro lado "ceca", que es una letra
que indicaba en qué Casa de la Moneda del imperio Español se había acuñado la
misma.
Un Mango: este término es usado todavía en todo el ámbito nacional.
Viene del lunfardo, y se dice que podría provenir del “mango de la
pala”, ya que te daban un peso por palear un camión de arena. (un mango es
un peso).
También dicen que el origen de la
palabra mango es, prácticamente con certeza, la contracción de la
palabra lunfarda usada a fines del siglo XIX “marengo”. José Sixto Álvarez (Fray Mocho) documenta en sus “Memorias
de un Vigilante” que los ladrones usaban la palabra marengo como sinónimo de
dinero mal habido o, para ellos, fácilmente ganado.
En tal sentido, es probable que
los inmigrantes del norte de Italia recordaran que para Napoleón I la batalla
de Marengo fue una fácil victoria.
La aplicación “lunfarda” del
término está inmortalizada en la ranchera, con letra de Ivo Pelay y música de
Francisco Canaro, “Dónde hay un mango”. La cantó Tita Merello:
“Viejo
Gómez, vos que estás de manguero doctorao y que un mango descubrís aunque lo hayan enterrao,
definime, si podés, esta contra que se ha dao, que por más que me arremango no
descubro un mango ni por equivocación; que por más que
la pateo un peso no veo en circulación. ¿Dónde hay un mango Viejo Gómez?...”
Una Luca: la palabra “luca” se le asignó a un billete de
mil pesos. Uno podría pensar que el nombre viene por algún personaje que
aparece en el billete, pero no es así. La palabra puede venir del lunfardo
rioplatense como una adaptación del idioma Calo (idioma de los Gitanos
Españoles) en donde “Luka” significaba dinero y “Lukas significaba” moneda.
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Una "luca" chilena |
No sólo en nuestro país se
utilizó este nombre para del dinero. En el caso de Chile su origen se remonta a
la colonia en donde circulaban, procedentes de España, unas monedas en que
aparecía el rey Fernando de España con una gran peluca.
Posiblemente el pueblo
chileno, el argentino y otros países de América Latina llamaban a los miles “las
pelucas”, y con los años se acortó a “luca”.
Un Palo: era un billete de un millón de pesos que apareció en 1981. También se asocia, dentro de la serie de billetes llamados Pesos
Ley 18.188, al de $ 10.000 que tenía al palmar de Entre Ríos.
Recordemos que los pesos ley 18.188 le quitaron 2 ceros a los pesos moneda
nacional. Por lo tanto, 10.000 pesos ley equivalían a 1.000.000 de pesos moneda
nacional.
Obviamente, de este nombre deriva
la forma de llamar al millón de dólares “Un
Palo Verde”.
Guita: la palabra “guita” existía ya en la Germania
y en el Calo. Algunos etimologistas consideran que deriva del godo wita
(cinta). Es la forma más común de referirse al dinero de manera generalizada.
Aunque es entendido como un término vulgar, es muy común entre la mayoría de
los argentinos y uruguayos. Sinónimos de guita son: mosca, plata, pasta,
papota, filo, vento, tovén, tarasca, tela (por ejemplo: este chabón tiene tela
para cortar”), teca, y biyuya.
Se utilizaba para referirse a las monedas que tienen valor entre la franja de
los 5 centavos de peso argentino a 50 centavos. Más generalmente, a las monedas
de un centavo. Las expresiones comunes son "no tengo guita, no me
alcanza" o, también más recientemente se puede usar "estoy seco"
cuando se habla de no tener más "guita".
Una Gamba: este término viene de la palabra “gambba” o pierna
en Italiano, y más explícitamente del latín “Camba”, que hace referencia a la
parte del animal entre el pie y la rodilla.
Esta palabra se asoció al billete
de cien pesos de la década de 1940 y se le decía “media gamba” al de cincuenta.
El motivo: en el billete de $ 100, en el reverso, se ve la figura de Juan de
Garay con unas piernas extremadamente largas.
El Cocinero: se denominó así al billete de cinco pesos de
comienzos de siglo. También se lo llamó “cocin” (invirtiendo las sílabas de la
palabra cinco).
El Canario: era el nombre que se le daba al billete de cien pesos
que circuló hasta 1940 y que era amarillo como el color del canario. También,
al billete de cien pesos en general, se lo llamó “Centenario”.
Muchos de estos nombres dados al
dinero los podemos ver plasmados en la cultura musical. Por ejemplo en las
letras de los tangos y en varias poesías de la época.
Un Canario sale en la poesía de
"Lanza Cabrera" de Luis Blasco:
“Chamuyá al juez de la causa,
decile que hay interés,
que vos solo disponés
solamente de un CANARIO”
El Bataraz: Al billete de un peso se lo llamó, en las décadas de 1910 a 1930 un “bataraz”. Esta es una de las pocas
palabras guaraníes que incorporó el lunfardo. Viene de mbatará, que significa
matizado de color. Tal la característica del billete por ese entonces.
En el tango "Soy una fiera", de Martino, el personaje dice:
“Sin tanto apuro y licencia
cacho el programa y ya está
que paga tres BATARACES
me lo afana y no hay reclamo.
Y no hay que hacer, pa´ estas
papas
me lo elijo a Leguizamo.”
Al billete antiguo de diez pesos, color verde, de la década de 1910, se lo
llamó
LACROZE aludiendo al mismo
color que tenían los tranvías de esa línea.
El Patacón: esta palabra proviene del árabe batakká (ventana),
ya que muchas monedas acuñadas en el medioevo por los árabes poseían en su
"cara" la representación de un myhrab -o mihrab- que parecía una
ventana. Esta palabra pasó al italiano como “patacca”.
En principio, se refería a
monedas de plata provenientes de países islámicos. Luego quedó como referencia
a las monedas de Plata que en el mundo serían muy utilizadas. Pasado el tiempo
se las empezó a llamar Duros.
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Patacones de plata de 1883 |
En Argentina, los patacones
fueron una famosa serie de monedas de plata emitidas en el período 1881-1883,
con su contraparte de oro y cobre.
En el poema de
"Lunanco" de Yacaré se lee como se utilizaba esta moneda en esa
época:
“La laboró con riendas... tuvo un coche
y amarrocó unos cuantos PATACONES
pero a un Mariano se la dio una
noche
y se comió una cana por
lesiones.”
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Patacón 100° Aniversario
1881 - 1981 |
Aquí, los más antiguos que leen esto, podrán recordar que el término
“patacones” refiriéndose al dinero (que tenía bastante) lo usaba Patoruzú, el
famoso personaje de historietas de Dante Quinterno, creado en 1928.
Ya en años recientes, después de
la crisis de 2001, volvieron a salir los Patacones, pero esta vez en formato de
billetes, llamados Bonos “Patacones” de Cancelación de Deuda emitidos por la
provincia de Buenos Aires.
Hay muchos otros nombres y apodos que se les ha puesto a los billetes que tienen
que ver, casi siempre, con alguna inscripción en el mismo.
Un Roca: billete de 100 pesos en circulación con la figura de Julio
Argentino Roca
Un Mitre: billete de 2 pesos en circulación con la figura de
Bartolomé Mitre
También es común decir: “Dame un Diez o un Diego”, refiriéndose al billete de
10 pesos, ya que se lo asocia con la figura de Diego Armando Maradona, llamado
popularmente como “el Diez”.
A las monedas en general se las denomina "chirolas" o "monedas".
Por ejemplo, la expresión “2 mangos y chirolas” o “2 mangos y monedas” para
significar 2 pesos y algunos centavos.
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Chirola boliviana |
Según la Academia Argentina del Lenguaje, la chirola era una
moneda boliviana de plata, quinta parte del peso boliviano (veinte centavos),
de amplia circulación en nuestro país en el siglo XIX. El peso boliviano fue un
valor reconocido en el país y figuró en varios billetes del antiguo Banco
Nacional.
Otro clásico: a una cantidad de dinero ínfima se le dice genéricamente
"dos guitas", "dos mangos" o se la denominaba "chaucha y palito". Esta
expresión proviene de la realidad rural: la
"chaucha" era un vegetal nada estimado por el gaucho, quien no era
vegetariano, sino básicamente carnívoro.
La voz "Chaucha" era, para él,
sinónimo de cosa de poco valor. "Palito" alude al de la yerba, a
aquel que flota en el agua del mate mal cebado. Sumados en la expresión, ambos
elementos desconsiderados por el hombre de campo, indican que algo que es de
muy poco valor "se lo compra por chaucha y palito".
Los
Morlacos: este es otro término genérico
para el dinero que fue adoptado por el lunfardo. Pero, según la Academia Española que norma
nuestra lengua, proviene del italiano “morlacco” (que quiere decir hombre
rústico). Es también un adjetivo con el cual se califica a una persona que
finge tontería o ignorancia.
En el tango “Mano a mano”, cuyo autor es Celedonio
Flores y que fuera inmortalizado por Carlos Gardel, se menciona en uno de sus
versos "…los morlacos del otario
los jugás a la marchanta…".
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Un morlaco |
En el mismo diccionario
académico dice que en El Salvador también significa dinero, lo cual coincide con
el lunfardo, un habla popular que era muy común en el Buenos Aires “arrabalero”
y que persiste hasta hoy día.
Hace poco tiempo, el
periodista y radiodifusor ecuatoriano, Marcelo Dotti, leyó un editorial en
Radio Sucesos que lo tituló “Morlaco”' y allí decía: "El término morlaco
es de esos que no resulta amigable al oído y está en el rango de las palabras
que suenan feo". Y recordaba que, desde los tiempos romanos, se conocía
como “morlacus” a las monedas falsas
que acuñaron las tribus germánicas y que las introdujeron en el Imperio
provocando inflación y desabastecimiento allá por los años cuarenta antes de
Cristo.
No es un sobrenombre
elogioso dice Dotti (recordemos que Dotti es ecuatoriano). Hace mucho que a los
actuales azuayos (naturales de Azuay, provincia del Ecuador) los conocían como morlacos.
Pero los cuencanos (Cuenca es la capital de Azuay y se llama en realidad Santa
Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca), inteligentes como son, se han tomado el
polémico mote muy a la broma, al punto de que más de uno de ellos ha ensalzado
la condición de ser morlaco y han convertido el gentilicio morlaquía en algo digno de ufanarse.
Los
nuevos de 200 y 500
Con estos nuevos
billetes podemos jugar con lo obvio: que comiencen a llamarlos “yaguareté” al
de 500 y “ballena” al de 200, o que la gente empiece a llamarlos de otra
manera. Total, el ingenio popular no descansa.
En alguna futura
entrega hablaré del Bitcoin y otras
monedas criptográficas. Están creciendo en el mundo? Funcionarán? Tendrán
éxito? Veremos.
Los
Billetes de Emergencia o “Cuasi monedas”
El concepto de tener que emitir Billetes
de Emergencia, es conocido en todo el mundo y muchos países han tenido que
recurrir a ellos. Los más famosos son los de Alemania y Austria en la época de
la gran depresión y al final de la Primer Guerra Mundial.
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Billete de 50 LECOP |
Cuando en agosto de 2001 la Nación Argentina anunció una primera emisión de
bonos LECOP, se mencionó como destino la cancelación de la mayor parte de la
coparticipación federal impositiva adeudada.
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Billete de 100 Patacones |
Sin
embargo, debido a la falta de disciplina fiscal en el pasado, la recesión
económica y el inexistente financiamiento voluntario, distintos gobiernos provinciales
iniciaron una emisión alternativa de bonos "sustitutos de
moneda".
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Billete de 10 Quebrachos |
Un año después, esta reacción no considerada inicialmente, cobró trascendencia
hasta acumular un total de más de 8.500 millones de pesos, aproximadamente el
50% de la circulación monetaria, distribuido entre quince “cuasi monedas”
alternativas a lo largo de todo el país.
A pesar de ser momentáneamente un alivio financiero, este desorden monetario
implicó costos para toda la economía. La presencia de cuasi monedas dificulta
el accionar de la autoridad monetaria ya que ésta debe asegurarse un pre
requisito si desea cumplir con sus objetivos: ser la única institución con la
facultad de emitir moneda. La existencia de provincias emisoras de medios de
pago condiciona severamente su desempeño.
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Billete de 20 Cecacor |
Del total de veintitrés provincias argentinas, quince emitieron bonos
provinciales que actuaron como sustitutos cercanos del peso argentino.
La siguiente tabla presenta la distribución, para agosto de 2002 y a valor
nominal, de la emisión provincial.
Provincia
|
Denominación
|
Monto
(en millones de pesos)
|
Buenos Aires
|
Patacón
|
3.306,40
|
Córdoba
|
Lecor
|
700
|
Entre Ríos
|
Federal
|
348
|
Corrientes
|
Cecacor
|
200
|
Tucumán
|
Bocade
|
168
|
Mendoza
|
Petrom / Petrobono
|
138
|
Misiones
|
Cemis
|
130
|
San Juan
|
Huarpes
|
100
|
Chaco
|
Quebracho
|
50
|
Formosa
|
Boncafor
|
50
|
Catamarca
|
Bono Ley 4748
|
45
|
Tierra del Fuego
|
Letras
|
30
|
Chubut
|
Petrobono
|
20
|
Río Negro
|
Petrobono
|
20
|
La Rioja
|
Bocade (Serie A)
|
5
|
Nación Argentina
|
Lecop
|
3225,00
|
Total
|
8.535,40
|
Algunos ejemplos de "cuasi monedas" o Billetes de Emergencia:
Algunos
se tomaron la moneda en broma, algunas divertidas y otras no tanto, e hicieron
cosas como éstas:
Pero no somos los únicos:
Conclusión
Hemos
recorrido en esta larga nota, conceptual e ilustrativamente una enorme lista. Tan
larga como la historia de la inflación en nuestro país y tan larga como la
lista de diferentes monedas que hemos debido emitir y usar a lo largo de la
misma.
Espero
que sirva como un aporte que, más allá de sus curiosidades, anécdotas, valor
para los coleccionistas, y ejercicio para los menos memoriosos, exponga el
dramatismo del fenómeno inflacionario y del tremendo daño que produce a las
personas y países que lo padecen.
Y
que sirva para que los más jóvenes, que vivieron menos esta historia de los 13
ceros, no se acostumbren a vivir con la inflación que estará socavando su
propio futuro.
Por
ellos, más que por nosotros que ya tenemos “menos hilo en el carretel”.