Una “vuelta
de rosca” a “Viejos y Nuevos Empleos” Partes 1 y 2
A
principios de octubre publiqué una nota, en dos partes, titulada “Viejos y nuevos empleos: ¿estamos calificados? En ella planteaba la perspectiva que
enfrentamos, en la era de la disrupción, con respecto a los avances vertiginosos
en la innovación tecnológica y el nuevo paradigma en los contenidos educativos
que necesitamos implementar de manera urgente para poder acceder a los nuevos
empleos que se generarán.
Una
era en la que los conocimientos durarán cada vez menos tiempo y muchos tipos de
empleos actuales serán eliminados.
Hablé
de las innovaciones tecnológicas disruptivas, de los avances en la medicina
que, probablemente, alarguen la vida humana promedio y los dilemas éticos que
aparecerán entre el trabajo de la “inteligencia” artificial y el desplazamiento
del trabajo humano.
En
dicha nota cité al talentoso tecnólogo Santiago
Bilinkis, autor del libro “Pasaje al Futuro”, quien había escrito para el
diario La Nación un artículo titulado “El desafío de desaprender”, donde
precisamente planteaba que, en la mayoría de las áreas, la “fecha de expiración” del conocimiento no llega hoy a los 10 años.
Pues
bien, este último domingo 16 de octubre ha publicado, para el mismo diario, otro
artículo bajo el título “Ilimitada y
gratis” donde interroga ¿qué pasaría si la energía fuera gratis e
ilimitada?
Por
su absoluta relación con el tema de las “fuerzas de la disrupción”, y buscando
que se te siga “volando la cabeza”, quiero compartirlo con ustedes
íntegramente:
“Sí, ya sé que suena absurda esa pregunta, especialmente en este momento complicado donde en nuestro país
se discuten los aumentos tarifarios que sinceren el alto costo actual de la
energía y donde convivimos con el temor a los cortes de luz, la escasez de gas
o las colas en las estaciones de servicio por falta de nafta.
Es ridículo pensar que algo que es caro y escaso sea ilimitado y
gratis. Tan ridículo como podía
parecer en julio de 2003 que alguien
escribiera sobre la posibilidad de hablar sin costo ilimitadamente con
cualquier persona en el lugar del planeta que se nos ocurra. Ah, me olvidaba:
no sólo hablar, sino hacer videoconferencias. En ese momento las llamadas
internacionales eran extremadamente caras. Hablábamos cuidando cada segundo. Y
eran más costosas cuanto más lejos estuviera el receptor.
La fecha que elegí no es caprichosa: justo el mes siguiente un
grupo de emprendedores nórdicos lanzaron Skype.
Y todo, todo cambió. Un poco más de diez años después
vivimos en el reino del revés: lo que resulta absurdo es pensar
que teníamos que pagar para hablar con otra persona. Hablamos tanto como
queremos, con quien se nos antoje, esté donde esté, usando video, y
completamente gratis.
La teoría económica nos enseña que el precio de los bienes es, en
general, un reflejo de su escasez
relativa y su costo marginal. Y es precisamente esa característica la que
permite pensar en un
futuro cercano donde lo mismo que pasó con las comunicaciones suceda con la
energía. Porque, en definitiva, no sólo no es escasa, es casi
ilimitada. El sol y la tierra nos regalan
diariamente varias miles de veces el consumo energético actual del planeta
entero. El obsequio nos llega en la forma de luz, radiación,
vientos, mareas o calor proveniente de las entrañas del planeta.
Los combustibles fósiles no son otra cosa que energía solar de hace millones de años, capturada por plantas y
algas que fueron alimento de animales cuyos restos, bajo ciertas condiciones de
presión extrema, se convirtieron en ese material oleoso. Es decir:
Hoy quemamos petróleo para
aprovechar la luz solar de tiempos remotos porque somos incapaces de capturar y
aprovechar el cuasi infinito regalo energético que recibimos actualmente
cada día.
Hay varias señales de que podemos estar cerca de una fecha
bisagra para la energía como aquel mes de agosto de 2003 lo fue para las
comunicaciones. Las mejoras en los mecanismos de captación y
almacenamiento recientes están permitiendo a muchos lugares del mundo alcanzar la paridad solar: el punto donde el
costo de generar electricidad usando paneles se vuelve igual o menor al precio
pagado para recibirla de la red. Y la Argentina, con su soleado y diáfano norte
y su ventoso sur, tiene la oportunidad de ser el Arabia Saudita de las energías renovables.
“Las próximas guerras serán por el agua”, vaticinan funestos quienes no vislumbran aún la dinámica
profunda que generan estos cambios. ¡Si algo abunda en este planeta es agua!
Sólo que casi toda es salada y desalinizarla es caro porque consume mucha
energía.
Pero., ¿y si la
energía fuera gratis? Si
no tuviera costo (o sólo un valor fijo, como sucede hoy con Internet),
carecería de sentido pelear por petróleo o por agua.
Seguramente en unos años recordemos con una sonrisa el difícil
momento actual, en que el problema era la
disputa por el nivel de subsidio a la costosísima energía y los cortes en el
suministro. Resultará difícil de creer que, allá por 2016, discutimos con tanta
pasión y preocupación algo que estaba tan próximo a dejar de ser un tema relevante”.
¿Qué les dije? ¿Ficción,
ciencia ficción o realidad cercana?
Si no te alcanza
para que te “vuele la cabeza”, me gustaría que podamos volver a conversar sobre
el tema en el 2020. No falta tanto.
Muy bueno el tópico Hugo. Creo que vamos en la direccion correcta de bajar los costos energeticos, aunque dudo que llegue a ser totalmente gratis. Siempre hay un costo de producción que al planeta le cuesta algo que nosotros no contamos, ya sea el acero para las estructuras, o el litio para los sistemas de almacenamientos o el cobre para los cables. Habria que ver que impacto ambiental se generaria con la produccion intensiva de todos esos componentes para "bajar" el costo de la energía.
ResponderEliminarTambien me preocupa que por el hecho de tildarla de "gratis" la gente la derroche sin responsabilidad alguna.
Inclusive en la potabilizacion de agua salada, algo que no se tiene en cuenta mas alla de lo oneroso en terminos energeticos que resulta, es la salmuera o "brine" que se produce al desalinizar el agua. Esa salmuera por lo general se vierte en el mismo curso de agua aumentando su salinidad y generando un altisimo impacto para la flora y fauna.
Nuevamente, el topico me gusta, pero considero que habria que usar la palabra "gratis" (tanto para agua como para energia) de una manera mas "responsable".
Abrazo
Nicolas Peinemann