Seguidores en Twitter
Como
le ocurre a todos los que tenemos una cuenta en Twitter, recibimos
habitualmente la notificación de nuevos seguidores, así como también la de
algunos que dejan de hacerlo.
Vuelvo
a decir, como en alguna nota anterior, que desde que inauguré el Blog y
comparto las publicaciones en las redes sociales, no deja de llamarme la
atención la gran proporción de lectores y seguidores que, no sólo no son de mi
ciudad sino que viven en diversos lugares del mundo. Bueno, así son las redes e
internet: globales.
Al
respecto, en estos días adhirió a mi cuenta un nuevo seguidor a quien no
conozco: el señor Javier García Pellicer,
un escritor, conferencista, farmacéutico de hospital (como él se define) y
tesorero de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH).
Así
que, antes de tomar contacto con él, busqué para saber de quién se trataba.
Vive en La Eliana, Valencia, España. Esta ciudad (oficialmente y en valenciano
“L´Eliana”) es un municipio de la Comunidad Valenciana, es decir, pertenece a
la provincia de Valencia y está situada en la comarca del Campo de Turia.
El
señor García Pellicer tiene también un blog muy interesante que se llama “Pensando en Azul”, y en él escribió
una nota realista y, a la vez, divertida e irónica, sobre la “fiebre” que
padecen algunos por conseguir “seguidores en Twitter”, que hoy quiero compartir
con ustedes. La tituló:
Los pequeños traumas de llamarse @nosecuantitos
Lo
reconozco, tenía ganas de abordar el tema de Twitter, y es que en mi aún
reducida experiencia en este mundillo, que no es el de las herramientas
digitales porque a veces creo que se tiende a unificar todo de forma maliciosa,
hay una serie de comportamientos y actitudes de los usuarios de la misma, que
junto con algunas características de la propia herramienta, no dejan de
sorprenderme, y que a los novatos en esto pueden llegar a crearles pequeños
traumas, como a mí me pasó.
Sin lugar
a dudas uno de estos pequeños traumas se produce cuando adquieres la
consciencia de que eres incapaz de leer todos los tuits que recibes en tu línea
de tiempo.
Esos
pequeños “braquets” (por asimilación a esos aparatitos que se usan en
ortodoncia), que junto con el texto "Cargar más tuits" aparecen cada
vez con más frecuencia te lo recuerdan constantemente. Y esto me llevó
rápidamente a una gran pregunta, si yo
siguiendo a 100 cuentas era incapaz de leerlo todo, ¿cómo lo hace alguien que
sigue a 3.000 cuentas....?
Quizás
pequé de ingenuo, y por eso tardé en darme cuenta de que es prácticamente
imposible que esa persona pueda leerlo todo, salvo que no haga otra cosa, y ni aun
así...... y es que en realidad NO lo
hacen....
Pronto
aprendes que se pueden crear listas privadas, con exclusivamente las cuentas a
las que les interese leer, o que leen en "diagonal", o más bien a
grandes saltos de tuits, o directamente no leen a nadie y tan solo
interaccionan con los tuits que aparecen en sus bandejas de notificaciones... Y
también por este motivo hay gente que repite tantas veces a horas diferentes
sus tuits... Y por ese motivo lees habitualmente que si tus tuits no llevan
fotos, se retuitean mucho menos, etc. etc. etc....
Y si esto es así, ¿por qué hay
gente que sigue a tantas cuentas? Y aquí empieza a vislumbrarse otro tema de
fondo, el de los seguidores. Y con él, el
absurdo estrella de Twitter, el pacto entre caballeros: yo te sigo, tú me sigues, ambos
aparentamos que nos interesa lo que decimos cada uno pero en realidad nos ignoramos
olímpicamente uno del otro, pero como
ambos tenemos un seguidor más, los dos aumentamos nuestro ego, y todos
contentos.
Por lo tanto, en realidad, el
número de seguidores por sí mismo no significa gran cosa, lo que me generó otro
pequeño trauma, sobre todo porque esta
métrica del número de seguidores se presta a toda la demagogia del mundo, y
cuando alguien quiere “fastidiar la saca” (expresión por “fastidiar a la gente
para sacarla de quicio”) a relucir, sin pararse un segundo a pensar, buscar o
mostrar otras métricas que informan sobre si la identidad, la interacción y la
influencia sobre tus seguidores responde a los objetivos que te hayas marcado.
Lo que da pie a otra reflexión:
¿por qué estamos en Twitter? Aunque al principio pudiera ser por un tema de
moda, hace ya tiempo que, fundamentalmente, es porque otros compañeros de
profesión están y nos hablan de sus grandes virtudes. Se nos vende un mundo de
luces en Twitter, que sí son reales, al menos algunas de ellas, pero no se nos
advierte de sus sombras. Creo que todo aquel que se aventure a navegar por
Twitter debería hacer una reflexión personal, profunda y sincera sobre qué objetivos quiere conseguir con su
presencia en Twitter, y además, o más bien sobre todo, qué precio está dispuesto a pagar por alcanzarlos, porque de no
hacer esta reflexión va a desperdiciar una ingente cantidad de su valioso
tiempo, que invertido en otras cosas le podría rendir mucho más.
Pero volvamos al tema de los seguidores, porque si
yo no soy capaz de leer a todos los que sigo, ¿a mí me lee alguien?, o tan solo
lanzo susurros a la inmensidad del universo.
Pues sí amigos, el día que me di
cuenta que tan solo lanzaba susurros al
universo tuve otro de mis pequeños traumas, o quizás no tan pequeño, porque
a punto estuve de cerrar mi cuenta y olvidarme de esta herramienta para
siempre. Sólo el paso de los días y la convicción de que con tiempo y esfuerzo
podría llegar a crear una marca digital personal de valor, que me representara
adecuadamente como soy, que sirviera de referente a como creo que se han de
hacer las cosas, fue lo que mantuvo viva mi cuenta personal en Twitter.
A día
de hoy sigo lanzando susurros al universo, pero al menos a veces veo que algunos de ellos generan emociones, sentimientos o
respuestas.....
El famoso pacto de caballeros
antes comentado aún da más de sí, porque genera otra práctica típica de listillos (se aplica a la persona que tiene habilidad para ver con rapidez lo que
le conviene y sacar provecho de ello).
La de aquellos que te ofrecen
sutilmente ese pacto de caballeros, lo aceptas, y al cabo de unos pocos días te
dejan de seguir, con la esperanza de que no te des cuenta, y así ellos han
ganado un seguidor más a través de un política absolutamente cuestionable. Y
así puede ser, salvo que uses una herramienta de seguimiento de "Follows"
y "Unfollows" como por ejemplo SocialBro, donde rápidamente puedes
detectar estas cosas.
Y es que en realidad Twitter como
herramienta usada por humanos que es, actúa como un reflejo de esos humanos que
la usan, en lo bueno y en lo malo.
Otro aspecto fascinante a mis
ojos novatos era ver el don de la
ubicuidad de determinadas cuentas. Iluso de mí un día me pregunté, ¿cómo es
posible que @fulanitodetal acabe de enviar un tuit, si lo estoy viendo dar una
ponencia?, lo cual, por cierto, ya dice mucho del interés que me había generado
la ponencia de @fulanitodetal.
Pues sí amigos, existe el
software que permite la programación de tuits (Hootsuite o Buffer, por
ejemplo), y es muy útil si quieres plantear una línea editorial mantenida en el
tiempo.
Pero no sólo el don de la
ubicuidad, ¿qué me decís de la capacidad de mutación lingüística y narrativa de
determinadas cuentas?, si es que parece que escriben los tuits varias personas
diferentes. Pues nuevamente sí amigos, es que en realidad los escriben personas
diferentes. Hay empresas y autónomos cuyo trabajo consiste en llevar cuentas de
Twitter, incluyendo las personales.
Ojo, que yo no estoy en contra de
esto, es más, lo entiendo perfectamente si de verdad estás inmerso en la
creación de una marca personal potente y tienes un trabajo y una familia de la
que ocuparte. Pero al igual que ocurre con todo, si uno mismo no manda todos sus tuits, sí debe asegurarse al menos que
los que no mande le reflejen a él y no a otra persona.
En fin, que a veces me da la
sensación de que en Twitter vales más por lo que dices que por lo que haces,
que vales más por lo que aparentas que por lo que eres en realidad, cuando en
realidad el auténtico valor de una
persona, organización o marca se obtiene justo de la forma contraria, como
irónicamente muchas proclamas en forma de tuits se esfuerzan en recordar.
En Twitter, al igual que en otros
medios de comunicación digitales, falta el 80% de los elementos que forman
parte de la comunicación, falta la comunicación no verbal. Si además el 20%
restante se reduce a 140 caracteres, el milagro es que consigamos comunicar
algo...
Pero lo hacemos, ya sea con
links, imágenes, palabras o emoticones, comunicamos de una forma nueva y
apasionante, he aquí la grandeza de Twitter, he aquí porque sigo utilizándolo.
Javier
Comprar seguidores… ¿comprarlos?
Bueno, habrán visto que valía la
pena leer a Javier. Bueno, al menos para mí valió.
Y esto lo agrego por mi cuenta. Seguro
que muchos usuarios entusiastas de Twitter lo conocen, pero vaya para los que
no.
¿Sabías que, más allá de otras
herramientas o consejos sobre difusión de tu cuenta, para atraer seguidores
auténticos por los contenidos, también (si querés acelerar el proceso) podés
comprar seguidores?
Por ejemplo, hay un sitio llamado
Seguidores Reales donde podés comprar diferente cantidad de seguidores por distintas tarifas, a
saber: 2.000 por € 12,95; 5.000 por €
22,95; 10.000 por € 42,95; 20.000 por € 79,95; 50.000 por € 115,95; 100.000 por
€ 190,95; y 200.000 por € 349,95.
¿Cuán reales podrán
ser? ¿Los convocarán uno por uno? Claro que no. ¿Serán todas cuentas
inventadas? Vaya uno a saber.
Y también tiene el tarifario para comprar seguidores, fans, “me gusta” y reproducciones en You Tube, Instagram y Facebook.
Comprar Seguidores
Y la promoción dice:
¿Qué vendemos?
Seguidores,
fans y reproducciones en redes sociales como: Twitter, Facebook, Instagram y YouTube.
¿Por qué comprar seguidores?
Ampliar el número de seguidores
genera nuevas oportunidades de negocio, además de crear credibilidad y
reputación online.
¿Cuándo recibo mis seguidores?
Una vez confirmado el pago, el
pedido es enviado de forma progresiva en un tiempo máximo de 3 días.
Obvio resulta decir
que, si la oferta existe, la demanda también. No sé cuál será el formato de
razonamiento y el nivel de satisfacción que obtendrá el que compra de esta
manera. Tal vez, y como decía Javier, al hacerlo “aumenta su ego y se queda contento”.
Y bueno, cada uno es
feliz a su manera.
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