miércoles, 27 de julio de 2016

Si al comerciante le resulta caro, al usuario ni le cuento

Los usuarios pueden llegar a pagar 75% anual por sus saldos deudores

La Cámara Argentina de Comercio (CAC) le planteó, el lunes 25 de julio, al Ministro de Producción de la Nación, Francisco Cabrera, que las tarjetas de crédito cobran a los comercios argentinos una comisión de 3%, que está por encima del 1,5% que se cobra en Perú y el 1,3% que rige en Brasil.

Lógico planteo en un país que pretende “bancarizar” la mayor parte de sus operaciones, controlar la evasión (que cuando se logre deberá acompañarse con una reducción de la descomunal presión impositiva), eliminando en la medida que se pueda el uso del efectivo, que es una gran fuente de inseguridad y también, por qué negarlo, de gran oportunidad para los que venden de no emitir ticket o factura si el cliente no pide.

Es un círculo vicioso. El comerciante no “tickea” para “ahorrar” impuestos, y la presión impositiva no baja porque hay mucha evasión. A eso apunta, en parte y más allá del beneficio social que persigue, el reciente mecanismo de devolución de un porcentaje a los usuarios de tarjetas de débito.

Ahora bien, si los comerciantes se quejan de estas altas comisiones, qué decir de las tasas de interés que pagar los usuarios de tarjetas por los saldos impagos de cada resumen mensual.

Tengo a la vista el resumen de una tarjeta (la más popular del mercado) que dice en letra chiquita al pie del resumen: “Financiación renovable mensualmente a tasa variable. En caso de que ud. haya financiado el saldo de su resumen anterior, la tasa aplicada es: TEA (tasa efectiva anual) 53,50%, TEM (tasa efectiva mensual) 4,40%, CFT (costo financiero total) s/IVA 57,14%, CFT c/IVA 74,78%”.

Pobre de aquel que, por necesidad o por no haber podido controlar racionalmente sus compras y consumos, haya tenido que caer en la financiación estructural de sus saldos con la tarjeta de crédito que usa. Pagará intereses con una tasa del 5 al 6% mensual.

Existen muchos planes de las tarjetas para comprar en cuotas “sin interés”. Pero no se haga ilusiones, los precios de los productos ya contienen una tasa de interés intrínseca que cubre la financiación “promocional”. Con estos costos financieros actuales, que acompañan a la tasa de inflación, quién podría “regalar” financiación a varios meses y cubrir su reposición. Por eso muchos grandes comercios de electrodomésticos o electrónica tienen financieras cautivas para estos fines.

Hoy las Lebac (letras con las que el Banco Central emite deuda mediante una licitación realizada cada martes y a diferentes plazos) están rindiendo el 30,25% anual. Básicamente es un mecanismo regulador del mercado financiero por el que absorbe pesos del mercado (o los devuelve).

Los bancos le están pagando a sus depositantes entre un 20 al 26%. La tasa Badlar (tasa promedio que pagan los bancos privados sobre una muestra de Capital y Gran Buenos Aires) está ahora en el 25,75%.

Y las tarjetas de crédito refinancian los saldos deudores de sus usuarios a tasas cercanas al 75% anual.

A estos niveles, no hay estómago (perdón, bolsillo) que resista.



Nota relacionada:

No hay comentarios:

Publicar un comentario