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domingo, 15 de enero de 2017

La Vaca no come ni da de comer…por ahora

Es saludable moderar las expectativas

Naturalmente que el título se refiere al yacimiento de “Vaca Muerta” que, a pesar de su nombre contradictorio, es uno de los proyectos que mayor volumen de inversión podría atraer en los próximos años.

Dicho sea de paso, se llama Vaca Muerta porque hay una sierra homónima cerca de Zapala que le dio al científico que descubrió, hace varias décadas, la formación rocosa del yacimiento (“roca madre”) la idea de copiar la denominación. El científico fue el geólogo Charles Edwin Weaver, que descubrió, hace casi 90 años, la presencia de una nueva roca generadora en las laderas de una sierra, mientras realizaba estudios de campo para la Standard Oil of California (hoy Chevron). La llamó Formación Vaca Muerta.


Ubicación de la Formación Vaca Muerta


Resulta conveniente tratar este tema con adecuada prudencia, ya que son demasiado grandes las expectativas y esperanzas que genera y, de no ser así, podría producir frustraciones, desilusiones y malos momentos para aquellos que lo utilizan demasiado en los discursos y anuncios que se refieren a un futuro relativamente cercano.

Como bien lo indica el inefable Juan Florín, en sus habituales charlas dominicales, parece cierta la perspectiva que indica que, dentro de 30 o 40 años, el yacimiento podría abastecer el 30% de la demanda mundial de gas y que, por consiguiente, Argentina pasaría a ocupar uno de los primeros lugares como reserva gasífera mundial.

También, desde lo local, la perspectiva alentadora está basada en la consideración, desde el discurso oficial y de la lógica geográfica, que el puerto natural para la provincia de Neuquén en general, y del yacimiento en particular, es o debería ser el de Bahía Blanca.

Yacimientos de shale oil y shale gas en el mundo, estimados en 2013

En mi discurso para el 22° aniversario del Consorcio de Gestión del Puerto de Bahía Blanca (setiembre de 2015) destaqué la importancia de “la función logística de los puertos” y mencioné a Vaca Muerta. Allí decía:

“Los puertos son los principales nodos de la red física del transporte marítimo, pero serán competitivos y cumplirán su función siempre y cuando sean capaces de ofrecer al comercio internacional y a las líneas navieras, servicios rápidos, flexibles y seguros. Los puertos modernos deben formar parte de las cadenas logísticas de producción, transporte y distribución, y no desarrollar sus actividades como un eslabón independiente.

La consideración de un puerto desde una perspectiva logística significa que no sólo se deben tener en cuenta las actividades que se desarrollan en el entorno del ámbito portuario, sino también la influencia que estas actividades tienen sobre el transporte anterior y posterior al mismo. La cadena logística no comienza en los puertos. En realidad, comienza en el lugar de producción de la materia prima y va hasta los centros de consumos en los países de destino.

Camino a los puertos de 3ra. y 4ta generación

Debemos recuperar nuestro transporte de cabotaje marítimo, por ser más económico y sustentable con el medio ambiente; debemos incrementar nuestro transporte ferroviario y descomprimir el transporte por camiones a largas distancias; debemos mejorar nuestra infraestructura vial construyendo autovías de varios carriles y con accesos especiales a los puertos.

“Vaca Muerta genera muchas expectativas, pero todavía está verde como una fruta a la que le falta madurar. En cambio, estos temas son esenciales ahora! “.


¿Por qué dicen que Vaca Muerta es un “recurso” y no una “reserva”?

El ex Subsecretario de Energía de la Nación durante el gobierno de Alfonsín y opositor a las políticas petroleras del actual gobierno, Gustavo Calleja, fustigaba hace un año con dichos como “Aranguren es como Hood Robin, les saca a los pobres para darle a los ricos”, o “le aumenta el subsidio a los ricos que son los petroleros, dándole un premio a los productores de crudo que  son los que no han cumplido jamás un contrato”. Esto fue en el contexto del brutal aumento de las tarifas de 2016.

Pozos "piloto"
En una reciente entrevista realizada por el periodista local Luis Cano, Calleja introdujo algunos conceptos interesantes. El proyecto de Vaca Muerta “hasta ahora es un cuento”. Por ahora es un “recurso”. El recurso está, pero se convierte en “reserva” cuando “es factible sacar y comercializar”. “Lo que hoy existe son pozos pilotos y aún faltan estudios para determinar si se puede o no comercializar”.



Recursos prospectivos y reservas posibles y probadas

“El único que invirtió algo hasta ahora en Vaca Muerta es YPF. Es mentira que Chevron puso plata”. Reportes posteriores indican que, en esto, Calleja se equivoca, pero los números los dan los inversores y siempre son muy difíciles de comprobar o auditar.

Cada uno quiere llevar agua para su molino, pero sin presuponer que son verdades o mentiras “acomodadas” políticamente, vale la pena explorar los argumentos y saber un poco más sobre lo que rara vez se comunica, antes de asumir posiciones deprimentes o entusiasmantes.

El caso Chevron

Veamos el caso Chevron. El 19 de diciembre de 2012 los medios nacionales daban cuenta de la firma de un acuerdo de YPF con Chevron para la explotación de Vaca Muerta, de esta manera:

“El presidente y CEO de YPF, Miguel Galuccio, firmó hoy un acuerdo con la estadounidense Chevron para explorar y desarrollar el mega yacimiento de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina, como parte de un plan que podría demandar inversiones por más de 15.000 millones de dólares.

El convenio, rubricado en la ciudad de Houston, Estados Unidos, fue transmitido por videoconferencia a Buenos Aires, e incluye los términos y condiciones para la explotación conjunta de una zona de 290 kilómetros cuadrados, que comprende las áreas de "Loma La Lata Norte" y "Loma Campana".

Galuccio señaló que el acuerdo prevé la puesta en marcha de un "plan piloto" para los próximos 12 meses, que contempla la perforación de 100 pozos en esas dos áreas de Vaca Muerta, con una inversión que rondará los 1.000 millones de dólares en esta etapa inicial, se informó”.

El documento definitivo fue suscrito el 16 de julio de 2013 y la inversión comprometida para el primer año se elevó a U$S 1.500 millones.

El acuerdo rápidamente disparó polémicas, críticas y planteos por la existencia, en el mismo, de “cláusulas secretas” que se intentaron justificar con supuestas cuestiones de “confidencialidad” empresaria en el proceso extractivo e industrial.



Así como el Chavo decía “no contaban con mi astucia”, la industria petrolera tal vez tampoco contaba con un período tan largo (aún subsiste) de bajo precio del crudo que, cuando el proyecto se inició tenía al WTI y al Brent en el orden de los U$S 80 el barril. Colapsó hacia fines de 2014 y, desde allí hasta hoy, está alrededor de los U$S 50 habiendo, inclusive, perforado este valor hacia abajo. Esto cambió toda la ecuación.

Dicen que Chevron lleva invertidos cerca de U$S 3.000 millones en “Loma Campana”, pero, en 2016, ésta y todas las demás petroleras recortaron drásticamente su actividad en Vaca Muerta.

El gobierno busca ahora la convergencia entre el precio del denominado “barril criollo” y el precio internacional. Un subsidio que hay que bajar. Pero también es cierto que tenemos en la Argentina un precio altísimo de los combustibles dentro de la media latinoamericana, y que más del 50% de ese precio son impuestos.


¿Primero el huevo o la gallina? El costo argentino y la flexibilidad laboral

El Presidente Macri anuncia el convenio petrolero
El Presidente de la Nación, junto a los Ministros de Energía y de Trabajo, acaba de anunciar en estos días un acuerdo con los sindicatos, las empresas y la provincia de Neuquén para el desarrollo de Vaca Muerta, a la espera de la llegada de inversiones.

Más allá de los elogios oficiales a los ejecutivos petroleros, el argumento de las empresas, antes de comprometer desembolsos millonarios, es que “el costo argentino resulta muy alto en dólares”. Y entonces, la esencia del convenio fue convencer a los dirigentes sindicales de aceptar la baja de salarios y de puestos de trabajo ahora, bajo la promesa de que habrá una gran creación de empleos a partir de dos gigantes petroleros prestos a firmar cheques por miles de millones de dólares.

De modo, entonces, que la consigna es: primero bajemos el “costo argentino” (que parece que es sinónimo de “valor de los salarios y cantidad de la mano de obra”) para promover que vengan las inversiones y permitan crear nuevos empleos, cuando comiencen a producir.

La técnica es el "fracking"
Unos pocos movimientos de cargas de proyecto o de “arenas para fracking” en los últimos tiempos no significan, en modo alguno, un Vaca Muerta en producción. Está en una incipiente etapa de exploración y estudio.

En definitiva, parece que tenemos “la gallina de los huevos de oro”, pero todavía no están los que pueden poner plata para que la ponedora ponga esos huevos.



Vuelvo a mi expresión citada más arriba:

“Vaca Muerta genera muchas expectativas, pero todavía está verde como una fruta a la que le falta madurar”.

Por eso que es un tema que hay que tratarlo con prudencia y sin grandilocuencias de corto plazo. Los argentinos somos muy impacientes y este tema llevará años antes que sus frutos (o huevos de oro) se puedan ver y tocar, y esto habría que comunicárselo muy bien a la población, en lugar de “batir el parche” todo el tiempo sobre lo que nos va a dar Vaca Muerta y la oportunidad que significa. Es verdad, pero tiempo al tiempo.  

Empleo en jaque

Parece que este año estamos a las puertas de un “shock” de obra pública que, de concretarse, recuperará muchos empleos perdidos. Un programa netamente “keynesiano” que demandará enorme financiamiento y que el gobierno tendrá que calcular muy bien cómo lo proveerá.

Pero por ahora hay realidades preocupantes. A pesar de lo que muchos piensan, las industrias extractivas no tienen un buen momento (tal vez por eso la quita de las retenciones a la minería).

Sierra Grande, en la provincia de Río Negro, es un ejemplo. Después del cierre de Hipasam, que extraía mineral de hierro y otros subproductos, la localidad quedó convertida casi en un “pueblo fantasma”. La mina fue concesionada luego a capitales chinos que lograron, para su explotación, un gran acuerdo: la mitad de los sueldos los paga la provincia. La empresa se llama MCC.

Los chinos, en lugar de procesar los barros extraídos y generar aquí en Argentina los llamados “pellets” de hierro (bolitas de mineral de hierro muy fino de 9 a 16 mm de diámetro), listos para la industria, los enviaban sin procesar a China para industrializarlos en su país. La noticia ahora es que la compañía cierra y se va de la Argentina, provocando el despido de 300 trabajadores que, para Sierra Grande en particular, es una cantidad enorme cuyas consecuencias sociales están por verse.

La gigantesca obra de las represas Néstor Kirchner y Gobernador Jorge Cepernic, y que muy bien el gobierno detuvo para revisar sus montos presupuestados originales, ahora con los valores ajustados sigue detenida y los muchos empleos que involucran siguen en zozobra.

Obras detenidas de Vale en Puerto Bahía Blanca
El proyecto de explotación del cloruro de potasio de la empresa Vale, que involucra al puerto de Bahía Blanca, está detenido y con pocas posibilidades, hasta ahora, de reanudarse.

Hay cientos de obras anunciadas, pero por ahora pocas licitadas y mucho menos con financiamiento operativo. Y los certificados de obra de muchas que están marcha, se siguen pagando con mucho atraso, lo que genera conflictos para los adjudicatarios y el personal que tienen contratado.

Por eso, mantengamos el optimismo y esperemos que el mentado “shock” se concrete, pero bajemos nuestras ansiedades y coloquemos las buenas nuevas en su correcta dimensión temporal.

Conclusiones

Hay un dicho muy cruel que dice: “más largo que esperanza de pobre”. Es una expresión que aborrezco porque, aunque busca plantear que salir de la pobreza es un objetivo muy difícil, es un estigma repudiable ya que todos tienen que tener el derecho y la oportunidad de salir de esa condición con educación y buen empleo. El objetivo de “pobreza cero” es absolutamente loable, pero deben promoverse rápido las condiciones para lograrlo.

No se niega la enorme oportunidad que significa Vaca Muerta, pero hay que bajar las expectativas de tener resultados en el corto plazo. Se necesitan muchos miles de millones de dólares, y estos vendrán de a poco. Ojalá que tengamos la sabiduría de atraerlos, pero como han hecho otros países frente a la inversión extranjera directa, sepamos poner algunas condiciones que beneficien al país y a su gente.

Busquemos satisfacer las objeciones del Sr. Calleja y logremos que Vaca Muerta pase de ser un “recurso” a ser una “reserva” concreta y mensurable. Y que su comercialización le sirva bien a la Argentina y al empleo argentino.

Vaca Muerta pensada en cifras

El capital multinacional es muy poderoso (algunos dicen que más poderoso que los gobiernos), pero los estados soberanos tienen que saber poner límites a la vocación inagotable de ganancias. Y sobre todo cuando se trata de extraer las riquezas de nuestro subsuelo que no son renovables.

Por otra parte, confío en que el Puerto de Bahía Blanca siempre estará listo para cumplir la función que le corresponda cuando se inicie esta cadena virtuosa. Pero las obras viales y ferroviarias, para que cumpla bien con su función logística, hay que hacerlas primero.




Sin ningún ánimo de estigmatizar a ese bendito animal que es la vaca, hago votos por una Vaca que tiene que engordar bastante primero para después darnos de comer.



La prudencia es una virtud cardinal y sería bueno que aquí se practique.




miércoles, 19 de octubre de 2016

Para crecer hay que poner mucha plata

La “cantidad” bien entendida empieza por casa

En las conclusiones de mi nota “Cuánto nos falta para festejar”, y hablando de la competitividad en general, de la Argentina en particular y de las inversiones necesarias para el crecimiento, expresé que “la competitividad no se pide como un deseo al genio de la lámpara”. “Todos tenemos una cuota que aportar si queremos conseguir la capacidad para producir bienes y servicios de forma eficiente (precios decrecientes y calidad creciente)”.


“Cuando planteamos algunas pujas distributivas con cierto “salvajismo” (hay pujas redistributivas que son muy legítimas), flaco favor le hacemos a la competitividad. Los sindicatos pujando por mayores salarios, los empresarios por bajarlos, los formadores de precios aumentando sin justificación y “por las dudas”, los que fijan precios intermedios en las cadenas de valor aplicando altos precios sin importarles el conjunto, los que no invierten en capacitar a su gente fomentando la mejor productividad por talento y calidad, los que tienen que invertir en nuevas tecnologías porque las que usan han entrado en obsolescencia, los argentinos con capacidad para invertir y que no lo hacen esperando que vengan a invertir los de afuera”.

“No hay crecimiento ni desarrollo para la Argentina si no comprendemos que su competitividad es esencial, si el concepto nos resulta indiferente o si sentimos que nosotros no tenemos nada que ver”.

Las preguntas son: ¿están los argentinos interesados en invertir en Argentina? ¿son iniciadores a riesgo del proceso de inversión o se quedan esperando garantías? Las respuestas se pondrán de manifiesto dentro de poco.

El Informe sobre lo que se necesita y se espera

La consultora ABECEB, que dirige el economista Dante Sica, acaba de publicar un informe donde sostiene que, en los próximos cinco años (quinquenio 2017-2021), la Argentina requerirá que las inversiones alcancen el 19% del PBI, totalizando unos U$S 131.500 millones anuales, si quiere lograr un crecimiento sostenido.



Primero veamos los datos del informe, pero no se haga “barullo” con los números porque de lo que se trata es captar la idea conceptual en general. Los datos y las previsiones dicen:

“De 2008 a 2016, las inversiones promediaron US$ 82.690 millones anuales, lo que representa 16,4% del PBI. Así, para reanimar la economía se requerirá sumar casi U$S 50.000 millones anuales a las inversiones contabilizadas hasta este año”.

Del total de aportes que demandará nuestro país en el próximo quinquenio, la porción mayoritaria deberán provenir del sector privado con US$ 110.760 millones anuales, o sea 15,8% del PBI. Esta cifra implica un crecimiento significativo sobre los US$ 72.427 millones anuales invertidos en los cinco años anteriores.

En tanto, el sector público duplicará su aporte con U$S 20.720 millones anuales hasta 2021, cuando de 2008 a 2016 invirtió U$S 10.263 millones anuales, aumentando del 2 al 3%% del PBI.

"La inversión tiene un rol central en la actual estrategia de crecimiento. Hoy la tasa de inversión de nuestro país es muy baja y sin un aumento significativo no será posible lograr un desarrollo sostenido y significativo de la economía".

En este marco, dice que "el cambio de régimen macroeconómico generó una mejora en el clima de negocios y redujo la incertidumbre macroeconómica, factores que deberían comenzar a traccionar la inversión privada. La inversión pública también repuntará, gracias al ambicioso plan de infraestructura anunciado por el gobierno, que ya comienza a dar sus primeros pasos.

De acuerdo a las estimaciones de ABECEB, algunos de los sectores que protagonizarán el impulso a la llegada de inversiones son los siguientes:

Petróleo y gas, con U$S 9.000 millones anuales, debido a un nuevo entorno macro más atractivo, un marco regulatorio alentador y un aumento en la producción de gas. La infraestructura en obra pública con anuncios que alcanzan los U$S 6.600 millones donde se destaca el Plan Belgrano (U$S 16.000 millones) y la aplicación de la Ley Guinle que requiere inversiones por U$S 20.000 millones en energía renovable para cumplir las metas previstas el año 2025.

Recordemos que la Ley llamada Guinle (por el ex senador Marcelo Guinle) es la nueva Ley de Energías Renovables N° 27.191 que propone lograr que un 8% de la matriz nacional de la energía eléctrica sea aportada en 2017 por fuentes renovables, y alcanzar el 20 % en el 2025.

La minería aportará U$S 2.750 millones ya que, a partir de la eliminación de retenciones, la presión fiscal está en línea con la región y hay más de 30 grandes proyectos en etapa de exploración (Cerro Moro, Taca Taca y Potasio Río Colorado, entre otros).

La industria proveerá U$S 2.055 millones por varios factores, entre los cuales se destacan el crecimiento de la producción farmacéutica superior al del PBI, la mayor utilización de productos agroquímicos, la recuperación de la demanda automotriz y el establecimiento de nuevos proyectos productivos.


La agricultura inyectará inversiones por U$S 2.706 millones anuales en el próximo quinquenio impulsada por un crecimiento del mercado de 26,8% en la producción de granos, siendo los más dinámicos maíz y trigo con 48%, debido a una creciente demanda internacional, el aumento de las ganancias, una ampliación del área sembrada y un alza en el uso de agroquímicos.
Recientes noticias indican que también aumentará la superficie sembrada de girasol que, en estos días, alcanzó el precio de U$S 380 dólares la tonelada.

La construcción captará inversiones por U$S 1.760 millones anuales, luego de las restricciones monetarias que castigaron al sector, el actual déficit habitacional, el ingreso de capitales derivados por el blanqueo y los nuevos instrumentos hipotecarios.
Un sistema de créditos accesibles para primera vivienda en este rubro será fundamental ya que, hoy día, los préstamos hipotecarios son muy escasos y de muy difícil calificación para los solicitantes.

Por último, alimentos y bebidas será uno de segmentos más atractivos con inversiones en el orden de los U$S 1.856 millones, por el crecimiento de la demanda interna que se verificará a partir de 2017. El sector de la carne también será protagonista, con inversiones que alcanzarán los U$S 1.134 millones impulsadas, entre otros motivos, por un crecimiento del 23,3% en el consumo de bovinos, del 25,7% en cerdo y del 8,1% en pollos y, además, la eliminación de los ROE permite acceso a los mercados extranjeros.

Como se ve, el informe habla de “la llegada” de inversiones aplicadas a los distintos sectores mencionados. Los números son grandes para los niveles existentes, en los últimos tiempos, en la Argentina.

La pregunta es: ¿cuánto invertirán los argentinos en su propio país? ¿lo harán algunos, blanqueo o no mediante, con parte de las gigantescas sumas que mantienen en el exterior? ¿o se quedarán de nuevo “sentados” a esperar que vengan primero los extranjeros a marcar el rumbo?

¿Seremos capaces?

¿Tendremos la capacidad de “tirar todos del mismo carro”, con la cuota que nos corresponda y desde el lugar en donde estamos? El gobierno tiene la obligación de crear, orientar y establecer las condiciones para la inversión, que sean seguras jurídicamente y duraderas, pero el capital privado es el que tiene que “jugarse” desde el principio. Y no permanecer “agazapado” viendo cómo les va a los otros primero y después reaccionar.

La gente mira lo que le pasa a la gente. Los datos del crecimiento, los porcentajes del PBI y otros datos de la macroeconomía son importantes porque son las grandes formas de medir lo que pasa, pero para el común de los argentinos es información poco entendible y números que sobrepasan a la comprensión práctica personal.

Los argentinos asistimos a discusiones sobre si se puede o no girar dividendos al exterior, si se impone que una parte deba reinvertirse en el país que los generó, si los impuestos que se cobran a estas grandes inversiones son, en parte, para remediar los pasivos ambientales que esas explotaciones dejan para el futuro, si las reservas del Banco Central crecen porque el país crece y exporta más o porque nos estamos endeudando en el exterior, si bajamos las retenciones o no las bajamos, y tantos otros asuntos de política económica. Pero no se nos explica claramente adónde se apunta con cada decisión y, lo más importante, cómo nos afectará como habitantes y ciudadanos.


La gente mira si tiene empleo, si la familia o sus hijos consiguen empleo, si se puede vivir un poco mejor, si la plata alcanza, si la educación vale la pena, si se tiene mejor calidad de vida.





La riqueza que se genera en un país tiene que servir para que circule más riqueza para su gente. Y esta es la gran lucha para vencer a la pobreza.


Conclusiones

El informe es alentador y, a la vez, desafiante. Nos la pasamos diciendo que nuestro país es rico en todo, en recursos naturales, en locaciones turísticas, en la capacidad de generación de alimentos, en talento de sus recursos humanos, pero siempre, por alguna razón, estamos “fallos a la copa”. Que los políticos, que los empresarios, que los sindicalistas, que nosotros, que ellos.

Tanto nos ha castigado el mal ejemplo, desde arriba y desde abajo, que somos “sospecheros” para todo. Si alguien gana bien nos preguntamos en qué “curro” andará; si alguien es exitoso, con quién se habrá acomodado; si se cierra una concesión o una adjudicación, a quién habrá sobornado. Estas cosas las vemos nosotros, a veces acertando y a veces equivocándonos, pero también se ven desde afuera.

Queremos que vengan a invertir, pero cuidado con “extranjerizar”. Hay muchos argentinos con mucho capital, pero son remisos a seguir invirtiendo. Alguien tiene que invertir para que haya trabajo, sobre todo en estos tiempos donde la irrupción vertiginosa de nuevas tecnologías hará que, en apenas pocos años, todo cambie.

Por lejos, la mayor inversión que tendrá que hacer el Estado, los empresarios y los sindicatos será en educación. Caso contrario habrá un gran dilema: inversiones de capital intensivo en máquinas y tecnología, pero que darán poco trabajo a las personas.

Sé que estos argumentos ofrecen muchos flancos para la crítica y para pensar distinto. Todo tiene matices, pero si queremos crecer e intentar vivir mejor, tenemos que bañarnos con un poco de confianza y promover la buena inversión con entusiasmo y menos reticencia.

Y esto vale fundamentalmente para los más jóvenes que se están preparando para el futuro. Tendrá que venir una generación de exitosos honestos que ganen mucha plata a fuerza de talento, ingenio y capacidad.

Ojalá que entremos en un tiempo en el que podamos volver a confiar. Pero es más fácil si el que conduce explica por qué, adónde vamos, cómo lo haremos y para qué sirve.

En recientes encuentros empresarios, el Presidente de la Nación les pidió entusiasmo y ánimo para invertir. Les hablaba a los de afuera, pero principalmente a los de adentro.



Y sí. Para crecer hace falta poner mucha plata, pero vamos a ver si los argentinos pican en punta.


Fuente consultada: Revista Mercado

23-10-2016

Gracias Alejandro Borensztein por tu remate en tu nota ¿Hay que dejar de votar por dos años?
"Imaginemos un plebiscito entre los empresarios argentinos:
1. ¿Quieren seguir siendo un país pobre con gobiernos autoritarios y berretas? Respuesta: NOOOO!!!
2. ¿Están dispuestos a apostar al futuro del país metiendo la mano en el bolsillo e invirtiendo ahora mismo? Respuesta: NOOO!!
Reflexión para el Compañero Mauri: olvídate macho, pensate otro plan porque estos ñatos no van a poner un sope".