sábado, 14 de octubre de 2017

A veces, las cosas no son lo que parecen

La construcción de conceptos equivocados

Esta nota tiene el objeto de demostrar, con un simple ejemplo, cómo se pueden construir, en el imaginario colectivo, conceptos o conclusiones erróneas partiendo de la influencia de algunos que los comunican, por preconceptos que se nos instalan desprovistos de la información necesaria o por la intención de “fabricarlos” o retrasmitirlos para provocar confusión.

En estos días, compartiendo una charla con amigos, y hablando de economía, surgió una polémica acerca de en qué gobierno se había producido más devaluación de nuestra moneda respecto del dólar: si en el último mandato de Cristina Fernández o en lo que va del mandato de Mauricio Macri.

La cuestión se planteaba en el marco de una mentalidad argentina dolarizada y convencida sobre que la caída de nuestro peso frente al dólar tiene efecto directo sobre la inflación, es decir, toda devaluación produce un aumento de los precios. Unido esto a que la paridad cambiaria en un momento determinado tiene también influencia directa sobre la competitividad de los productos argentinos exportables y, a la vez, impacta sobre los costos de los componentes que debemos importar para fabricar en el país.

En un momento determinado de la conversación, algunos decían que durante el gobierno anterior se había devaluado poco como consecuencia de una política de “súper” retraso cambiario y que el gobierno actual, en cambio, había conducido a una mega devaluación desde el preciso momento en que asumió; y otros sosteníamos que en el período del gobierno anterior (diciembre de 2011 a diciembre de 2015) la devaluación había sido mayor que la producida en el presente.

Llegado a este punto, uno de los interlocutores me propuso: “Por qué no hacés una tablita sobre cómo evolucionó el valor del dólar desde diciembre de 2011 hasta el presente, con una parada en diciembre de 2015, y la vemos otro día. Y ahora, cambiemos de tema”.

La intención fue que intentáramos pasar un momento agradable, reunidos entre amigos, y no dejar que “la grieta”, en la discusión política, abriera una brecha entre nosotros como ha ocurrido, lamentablemente, en tantos casos.

Vayamos al punto, entonces, para dirimir estas diferencias de “impresión” con los números reales recogidos de la información pública que está disponible en internet para cualquiera.

El lector de este Blog puede guardar la tabla que surge de esta exploración para usarla como referencia en cualquier tema en que le resulte útil porque yo no pude encontrarla, así de simple, "googleando" sobre el asunto.


Tabla de prueba

A continuación, va una tabla que recoge la paridad peso-dólar al cierre del último día hábil de cada mes, desde diciembre de 2011 ($ 4,32 por dólar) hasta setiembre de 2017 ($ 17,66 por dólar). Luego veremos algunas consideraciones y porcentajes.

Valor del dólar al cierre del último día hábil de cada mes
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
Enero

4,35
4,98
8,02
8,67
14,16
16,27
Febrero

4,37
5,05
7,90
8,76
15,84
15,89
Marzo

4,39
5,13
8,05
8,85
14,93
15,68
Abril

4,43
5,19
8,05
8,94
14,35
15,78
Mayo

4,49
5,28
8,11
9,02
14,35
16,37
Junio

4,54
5,39
8,16
9,12
15,24
16,87
Julio

4,59
5,51
8,22
9,23
15,28
17,96
Agosto

4,65
5,67
8,41
9,35
15,24
17,66
Setiembre

4,70
5,79
8,45
9,49
15,56
17,66
Octubre

4,77
5,91
8,50
9,61
15,40
17,70
Noviembre

4,85
6,14
8,54
9,75
16,07
Diciembre
4,32
4,92
6,53
8,58
13,43
16,30
% s/Año Ant.
0,00
13,89
32,72
31,39
56,53
21,37
8,59
% Acumul.
0,00
13,89
51,16
98,61
210,88
277,31
309,72

 Valor al 13-10-2017


Para tener en cuenta

Recordemos primero la traumática salida de la “convertibilidad”. El polémico uno a uno del peso argentino con el dólar duró desde marzo de 1991 hasta que, el 6 de enero de 2002, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó la ley de emergencia pública que le puso fin.

Esto ocurrió durante la presidencia provisional de Eduardo Duhalde y con su Ministro de Economía Jorge Remes Lenicov, quienes dispusieron aquella famosa “pesificación asimétrica” de los préstamos y depósitos en el sistema financiero.

La liberación cambiaria disparó el valor del dólar que, en poco tiempo, tocó el precio de cuatro pesos. Luego la paridad comenzó a asentarse y llegó al valor de $ 3 por dólar en mayo de 2003, cuando asumió el presidente Néstor Kirchner, quien declaró que “el dólar de 3 pesos está bien para la Argentina”.

Desde allí, a lo largo de 103 meses (8 años y 7 meses desde mayo de 2003 a diciembre de 2011), y durante los mandatos de Néstor Kirchner (tiempos de “superávits gemelos” y precio de la soja por las nubes) y el primero de Cristina Fernández, el dólar escaló desde los $ 3 hasta el de $ 4,32 en diciembre de 2011, donde se inicia nuestra tabla. Veamos que, en todo ese tiempo, nuestra moneda perdió “sólo” un 44% de su valor.

A partir del segundo mandato de Cristina Fernández, la paridad cambiaria fue marcando pequeñas mini devaluaciones durante todo 2012 y 2013 (agregando algo más de otro 50% de depreciación), hasta que en enero de 2014 se produce un salto inusual inducido por el gobierno del orden del 23% que lleva el cambio de $ 6,53 a $ 8,02. Mientras tanto, el gobierno negaba las devaluaciones.



Con el mismo criterio de graduales devaluaciones transcurre todo el 2014 y el 2015, para llegar al fin de ese mandato de gobierno con un dólar “oficial” de $ 9,92.

Pero se llega allí en medio de una economía y déficit fiscal desquiciados, con el “corset” de un “cepo cambiario” que impedía conseguir un dólar a ese precio, salvo algunas operaciones especiales previamente autorizadas por el gobierno.

Había aparecido con fuerza el denominado “dólar blue” (o paralelo) cuyo valor, a mediados de diciembre de 2015, ya estaba en el orden de $ 14,48 por dólar. Este era el verdadero valor que el mercado le asignaba al dólar en ese momento y no el poco creíble de $ 9,92.

Llega la asunción del gobierno de Mauricio Macri y algunas de las primeras medidas tomadas, en materia económica y cambiaria, fueron la eliminación del “cepo” y la liberación del mercado de cambios. El, hasta entonces, llamado “dólar oficial” saltó de $ 9,92 el 16 de diciembre de 2015 a $ 13,95 el 17 de diciembre. Ese mismo día, el dólar blue estaba a $ 14,48 para la venta.

En el tiempo que lleva el gobierno actual, la moneda argentina se devaluó un 21,37% durante 2016 (de $ 13,43 a $ 16,30) más un 8,59% en lo que va de 2017 (de $ 16,30 a $ 17,70 el 13 de octubre, fecha de corte de esta nota).

La resolución de la polémica

Hay dos maneras de dirimir la polémica inicial acerca de en qué gobierno hubo mayor devaluación. Y de la tabla surgen ambas posibilidades.

Una es considerar como “precio de salida” del dólar del gobierno anterior los $ 9,92 de la “cotización oficial”; y la otra es tomar el valor “sincerado” de diciembre de 2015 en $ 13,43, después de la salida del cepo y con el cambio liberado y acercado al valor “blue” de $ 14,48. Desde ya adelanto que yo me inclino por la segunda.

Primera opción

Durante la administración anterior nuestra moneda se depreció un 130% en 4 años, pasando de $ 4,32 a $ 9,92.

Durante la administración actual, la depreciación fue del 79% en algo más de 21 meses, pasando de $ 9,92 a $ 17,70.

Segunda opción

Creo que la mirada adecuada es considerar el salto de diciembre 2015 como el sinceramiento del real valor del dólar en el mercado que, en la práctica, ya estaba por encima de los catorce pesos. Si es así, entonces:

Durante la administración anterior nuestra moneda se depreció un 211% en 4 años, pasando de $ 4,32 a $ 13,43.

Durante la administración actual, la depreciación fue del 32% en algo más de 21 meses, pasando de $ 13,43 a $ 17,70.

Conclusiones

Más allá de dirimir una polémica circunstancial en una charla con amigos, y con un tema relativamente sencillo porque bastaba con ir a los números para resolverlo por encima de impresiones o suposiciones, lo que quiero señalar aquí y con este simple ejemplo, es lo que nos sucede cuando se construyen conceptos o conclusiones erróneas en el imaginario colectivo de la población.

La discusión sobre quién devaluó más no reviste gravedad porque, finalmente, se refiere al pasado, a algo que ya pasó y no tiene remedio. Pero el problema es cuando estas diferencias, basadas en ignorancia o información deficiente, tratan temas que tienen que ver con nuestro futuro y con decisiones o posiciones que aún no hemos tomado.

Es por eso que, así como hay buenas cosas, hay tanta “basura” comunicativa, especialmente en las redes sociales que, exentas de chequeo o de información certera, se difunden y retransmiten provocando desinformación y confusión.

Y cuando se trata de asuntos que nos importan o afectan a todos, generan polémicas o divisiones que sólo contribuyen a agrandar “la grieta” y no a cerrarla.

Y guay de los que lo hacen con malas y oscuras intenciones.








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