martes, 25 de julio de 2017

Noticias para “tomar con pinzas”

Hay que “firmar” lo que se dice.

Es notable cómo han proliferado Webs de noticias que entregan información dudosa, exagerada o mentirosa (“pescado podrido”). Otras de carácter político son, claramente, parciales a favor de un sector determinado. Muchísima gente las reproduce en Facebook o Twitter como verdades y las comenta. Algunos, según sea, se congratulan o indignan suponiendo que son verdaderas; otros las aprovechan.



En general tienen en común que no muestran quiénes son sus responsables editoriales y  están diseñadas con plantillas como las de WordPress, con la publicidad de este programa si se la usa en su versión gratuita (por supuesto que hay muchas otras diseñadas con otras herramientas).

WordPress es una de las más populares plataformas para la construcción de blogs o portales, es de una gran ductilidad y su proveedor no tiene ninguna responsabilidad sobre los contenidos de quienes la utilizan. Hay decenas de miles de páginas y blogs diseñados bajo este auxiliar y muchísimas de ellas son serias y exitosas.

También, en general, las noticias a las que me refiero tienen un formato sensacionalista que puede tomar desprevenido al lector y llevarlo a creer “tal cual” lo que allí se dice.

Por eso, ante la falta de conocimiento sobre sus responsables editoriales, sugiero no “comprar” con ligereza lo que allí se difunde, al menos si queremos ser justos con lo que puede ser verdad o no.

Cuando la noticia pertenece al ámbito de la política y muestra algún supuesto hecho con ribetes escandalosos de parte de algún sector, es muy común que los sectores adversarios la multipliquen a través de las redes sociales con sus propios fines de propaganda.

En la Argentina (como en todo el mundo) debe existir irrestricta libertad de expresión por lo que, dentro de las reglas normadas o aceptadas, cualquiera puede publicar lo que crea conveniente (como dice el dicho: “el papel aguanta cualquier cosa”). Pero lo que se diga tiene que TENER FIRMA del autor o de los responsables editoriales del medio que la ha difundido.

Esto también se aplica a las redes sociales donde existe un gran defecto que no han querido corregir: se pueden abrir perfiles con autores anónimos identificados con algún seudónimo y, desde allí, “decir cualquier cosa” con total indolencia y sin hacerse cargo.

Ni hablar que, dentro de campañas electorales como la que tenemos en este momento, este fenómeno se multiplica al infinito de parte de todos los protagonistas y sus seguidores. Pero lo que importa es que cada quien se haga cargo de lo que dice con nombre y apellido, dando la cara, y luego el destinatario de la noticia sabrá qué hacer con ella.

Como se dice vulgarmente: hay que “tomarla como de quien viene”. Separando a los serios de los “chantas”.

Cuando ingresen a cualquier portal, sobre todo a los menos conocidos, sugiero que vayan hasta el fondo de la página de Inicio (“Home”) y verifiquen si hay editor responsable, con nombre y, a veces, dirección, teléfono y ciudad. Si no dice nada, por algo será.

He detectado unos cuantos, muy replicados en las redes, que adolecen de esta falta de identificación y que, por razones de prudencia y de cometer injusticia, no los nombro, pero seguro que los lectores o los que comparten esas noticias en las redes saben de cuáles se trata. Las “filtrarán” o no, según sus intenciones.

Para los que leen de buena fe, busquen la firma.

Va de suyo que esta sugerencia es para todos aquellos a los que les interesa informarse apegados a la verdad o a lo que más se aproxime a la verdad. Aquellos a los que no les importa usar una noticia para “llevar agua para su molino” inescrupulosamente, no son destinatarios de lo que estoy diciendo. Porque lo seguirán haciendo.

En definitiva, el mundo y nuestro país no serán mejores ni peores si esto se corrige o continúa así, pero desde mi punto de vista no quería dejarlo pasar. Para que estos autores anónimos sepan que no “tragamos” todo lo que publican.

Total no estoy descubriendo nada nuevo y, lamentablemente, esto seguirá existiendo. Pero si muchos reclamamos la identificación, tal vez algo cambie.

¿No le parece?










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