La construcción de
conceptos equivocados
Esta
nota tiene el objeto de demostrar, con un simple ejemplo, cómo se pueden
construir, en el imaginario colectivo, conceptos o conclusiones erróneas
partiendo de la influencia de algunos que los comunican, por preconceptos que
se nos instalan desprovistos de la información necesaria o por la intención de
“fabricarlos” o retrasmitirlos para provocar confusión.
En estos
días, compartiendo una charla con amigos, y hablando de economía, surgió una
polémica acerca de en qué gobierno se
había producido más devaluación de nuestra moneda respecto del dólar: si en
el último mandato de Cristina Fernández o en lo que va del mandato de Mauricio
Macri.
La
cuestión se planteaba en el marco de una mentalidad argentina dolarizada y
convencida sobre que la caída de nuestro peso frente al dólar tiene efecto
directo sobre la inflación, es decir, toda devaluación produce un aumento de
los precios. Unido esto a que la paridad cambiaria en un momento determinado
tiene también influencia directa sobre la competitividad de los productos
argentinos exportables y, a la vez, impacta sobre los costos de los componentes
que debemos importar para fabricar en el país.
En un
momento determinado de la conversación, algunos
decían que durante el gobierno anterior se había devaluado poco como
consecuencia de una política de “súper” retraso cambiario y que el gobierno
actual, en cambio, había conducido a una mega devaluación desde el preciso
momento en que asumió; y otros sosteníamos que en el período del gobierno
anterior (diciembre de 2011 a diciembre de 2015) la devaluación había sido
mayor que la producida en el presente.
Llegado
a este punto, uno de los interlocutores me propuso: “Por qué no hacés una
tablita sobre cómo evolucionó el valor del dólar desde diciembre de 2011 hasta
el presente, con una parada en diciembre de 2015, y la vemos otro día. Y ahora,
cambiemos de tema”.
La
intención fue que intentáramos pasar un momento agradable, reunidos entre
amigos, y no dejar que “la grieta”, en la discusión política, abriera una
brecha entre nosotros como ha ocurrido, lamentablemente, en tantos casos.
Vayamos
al punto, entonces, para dirimir estas diferencias de “impresión” con los
números reales recogidos de la información pública que está disponible en
internet para cualquiera.
El
lector de este Blog puede guardar la tabla que surge de esta exploración para usarla como referencia en
cualquier tema en que le resulte útil porque yo no pude encontrarla, así de
simple, "googleando" sobre el asunto.
Tabla de prueba
A
continuación, va una tabla que recoge la paridad peso-dólar al cierre del
último día hábil de cada mes, desde diciembre de 2011 ($ 4,32 por dólar) hasta setiembre de 2017 ($ 17,66 por dólar). Luego veremos algunas consideraciones y
porcentajes.
Valor del dólar al cierre del último día hábil de cada mes
|
|||||||||
2011
|
2012
|
2013
|
2014
|
2015
|
2016
|
2017
|
|||
Enero
|
|
4,35
|
4,98
|
8,02
|
8,67
|
14,16
|
16,27
|
||
Febrero
|
|
4,37
|
5,05
|
7,90
|
8,76
|
15,84
|
15,89
|
||
Marzo
|
|
4,39
|
5,13
|
8,05
|
8,85
|
14,93
|
15,68
|
||
Abril
|
|
4,43
|
5,19
|
8,05
|
8,94
|
14,35
|
15,78
|
||
Mayo
|
|
4,49
|
5,28
|
8,11
|
9,02
|
14,35
|
16,37
|
||
Junio
|
|
4,54
|
5,39
|
8,16
|
9,12
|
15,24
|
16,87
|
||
Julio
|
|
4,59
|
5,51
|
8,22
|
9,23
|
15,28
|
17,96
|
||
Agosto
|
|
4,65
|
5,67
|
8,41
|
9,35
|
15,24
|
17,66
|
||
Setiembre
|
|
4,70
|
5,79
|
8,45
|
9,49
|
15,56
|
17,66
|
||
Octubre
|
|
4,77
|
5,91
|
8,50
|
9,61
|
15,40
|
17,70
|
||
Noviembre
|
|
4,85
|
6,14
|
8,54
|
9,75
|
16,07
|
|||
Diciembre
|
4,32
|
4,92
|
6,53
|
8,58
|
13,43
|
16,30
|
|||
% s/Año Ant.
|
0,00
|
13,89
|
32,72
|
31,39
|
56,53
|
21,37
|
8,59
|
||
% Acumul.
|
0,00
|
13,89
|
51,16
|
98,61
|
210,88
|
277,31
|
309,72
|
||
|
Valor al 13-10-2017
|
||||||||
Para tener en cuenta
Recordemos
primero la traumática salida de la “convertibilidad”. El polémico uno a uno del
peso argentino con el dólar duró desde marzo de 1991 hasta que, el 6 de enero
de 2002, la Cámara de Diputados de la Nación aprobó la ley de emergencia pública que le puso fin.
Esto
ocurrió durante la presidencia provisional de Eduardo Duhalde y con su Ministro
de Economía Jorge Remes Lenicov, quienes dispusieron aquella famosa
“pesificación asimétrica” de los préstamos y depósitos en el sistema
financiero.
La
liberación cambiaria disparó el valor del dólar que, en poco tiempo, tocó el
precio de cuatro pesos. Luego la paridad comenzó a asentarse y llegó al valor
de $ 3 por dólar en mayo de 2003, cuando asumió el presidente Néstor Kirchner,
quien declaró que “el dólar de 3 pesos está bien para la Argentina”.
Desde
allí, a lo largo de 103 meses (8 años y 7 meses desde mayo de 2003 a diciembre
de 2011), y durante los mandatos de Néstor Kirchner (tiempos de “superávits
gemelos” y precio de la soja por las nubes) y el primero de Cristina Fernández,
el dólar escaló desde los $ 3 hasta el
de $ 4,32 en diciembre de 2011, donde
se inicia nuestra tabla. Veamos que, en todo ese tiempo, nuestra moneda
perdió “sólo” un 44% de su valor.
A partir
del segundo mandato de Cristina Fernández, la paridad cambiaria fue marcando
pequeñas mini devaluaciones durante todo 2012 y 2013 (agregando algo más de
otro 50% de depreciación), hasta que en enero
de 2014 se produce un salto inusual inducido por el gobierno del orden del 23% que lleva el cambio de $ 6,53 a $ 8,02. Mientras tanto, el
gobierno negaba las devaluaciones.
Con el
mismo criterio de graduales devaluaciones transcurre todo el 2014 y el 2015,
para llegar al fin de ese mandato de gobierno con un dólar “oficial” de $ 9,92.
Pero se
llega allí en medio de una economía y déficit fiscal desquiciados, con el
“corset” de un “cepo cambiario” que
impedía conseguir un dólar a ese precio, salvo algunas operaciones especiales
previamente autorizadas por el gobierno.
Había
aparecido con fuerza el denominado “dólar
blue” (o paralelo) cuyo valor, a mediados de diciembre de 2015, ya estaba
en el orden de $ 14,48 por dólar.
Este era el verdadero valor que el mercado le asignaba al dólar en ese momento
y no el poco creíble de $ 9,92.
Llega la
asunción del gobierno de Mauricio Macri y algunas de las primeras medidas
tomadas, en materia económica y cambiaria, fueron la eliminación del “cepo” y
la liberación del mercado de cambios. El, hasta entonces, llamado “dólar
oficial” saltó de $ 9,92 el 16 de
diciembre de 2015 a $ 13,95 el 17 de diciembre. Ese mismo día, el dólar
blue estaba a $ 14,48 para la venta.
En el
tiempo que lleva el gobierno actual, la moneda argentina se devaluó un 21,37% durante 2016 (de $ 13,43 a $
16,30) más un 8,59% en lo que va de
2017 (de $ 16,30 a $ 17,70 el 13 de octubre, fecha de corte de esta nota).
La resolución de la
polémica
Hay dos
maneras de dirimir la polémica inicial acerca de en qué gobierno hubo mayor
devaluación. Y de la tabla surgen ambas posibilidades.
Una es
considerar como “precio de salida” del dólar del gobierno anterior los $ 9,92
de la “cotización oficial”; y la otra es tomar el valor “sincerado” de
diciembre de 2015 en $ 13,43, después de la salida del cepo y con el cambio
liberado y acercado al valor “blue” de $ 14,48. Desde ya adelanto que yo me
inclino por la segunda.
Primera opción
Durante
la administración anterior nuestra moneda se depreció un 130% en 4 años, pasando de $ 4,32 a $ 9,92.
Durante
la administración actual, la depreciación fue del 79% en algo más de 21 meses, pasando de $ 9,92 a $ 17,70.
Segunda opción
Creo que la mirada adecuada es considerar el salto de diciembre 2015
como el sinceramiento del real valor del dólar en el mercado que, en la
práctica, ya estaba por encima de los catorce pesos. Si es así, entonces:
Durante
la administración anterior nuestra moneda se depreció un 211% en 4 años, pasando de $
4,32 a $ 13,43.
Durante
la administración actual, la depreciación fue del 32% en algo más de 21 meses, pasando de $ 13,43 a $ 17,70.
Conclusiones
Más allá
de dirimir una polémica circunstancial en una charla con amigos, y con un tema
relativamente sencillo porque bastaba con ir a los números para resolverlo por
encima de impresiones o suposiciones, lo que quiero señalar aquí y con este
simple ejemplo, es lo que nos sucede cuando se construyen conceptos o
conclusiones erróneas en el imaginario colectivo de la población.
La
discusión sobre quién devaluó más no reviste gravedad porque, finalmente, se
refiere al pasado, a algo que ya pasó y no tiene remedio. Pero el problema es
cuando estas diferencias, basadas en ignorancia o información deficiente,
tratan temas que tienen que ver con nuestro futuro y con decisiones o
posiciones que aún no hemos tomado.
Es por
eso que, así como hay buenas cosas, hay tanta “basura” comunicativa,
especialmente en las redes sociales que, exentas de chequeo o de información
certera, se difunden y retransmiten provocando desinformación y confusión.
Y cuando
se trata de asuntos que nos importan o afectan a todos, generan polémicas o
divisiones que sólo contribuyen a agrandar “la grieta” y no a cerrarla.
Y guay
de los que lo hacen con malas y oscuras intenciones.
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